Layla Richards es una niña británica de poco más de un año que hace unos meses sufría una grave variedad de leucemia. Los doctores le habían dado meses de vida. Pero un tratamiento revolucionario, no testado en humanos, le ha salvado la vida, informa The Guardian.

Ocurrió en el hospital Great Ormond Street de Londres. Los doctores de Layla decidieron emplear un tratamiento con células inmunes genéticamente modificadas. Tomaron la decisión tras probar quimioterapia, un trasplante de médula y otro tratamiento experimental que fracasaron.

Después de dos semanas iniciado el tratamiento, Layla empezó a mejorar. Ahora, cinco meses después, ha regresado a casa. "Su respuesta es casi un milagro", dice Paul Veys, uno de los doctores, que admite que no sabían si  el tratamiento iba a funcionar. A pesar de que la noticia ha sido acogida con optimismo, los médicos avisan de que esta técnica está aún en una fase de desarrollo muy temprana.