El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) traduce en datos lo que los rosarinos sentían este sábado, cerca del mediodía. Un calor de locos, que aumentaba al pasar las horas y que, según el pronóstico llegaría a 34 grados. El invierno, quién sabe.

Para este domingo, en tanto, las condiciones serán similares. El SMN señala que la temperatura mínima será de 20 grados y la máxima de 33. El cielo despejado y un sol brillante y abrasador en pleno día de Santa Rosa. La esperada tormenta sería, en cambio, el próximo lunes.

Ahora, ¿por qué debería llover un 30 de agosto? El 30 de agosto de 1615, en Callao, Perú, la Iglesia dispuso que se elevaran rezos en todos los monasterios para evitar la invasión de los holandeses calvinistas cuyos barcos se aproximaban a la costa.

Mientras los frailes tomaban las armas, desde la capilla de San Gerónimo una joven elevaba sus ruegos al cielo: "Una tormenta, Señor, te ruego una gran tormenta que evite el desembarco".

En Callao, en virtud de un microclima muy especial, es improbable que llueva, por eso los sorprendidos fieles católicos le atribuyeron la tormenta a los ruegos de la joven, que pasó a la historia como Santa Rosa de Lima.

Su verdadero nombre era Isabel Flores de Oliva y había nacido en esa ciudad el 30 de abril de 1586 y fue la primera santa americana. Su madre la apodó Rosa por su belleza y porque sus mejillas siempre estaban teñidas de ese color, de manera que el arzobispo la confirmó con ese nombre y luego la Iglesia la beatificó y santificó como Rosa de Santa María de Lima.

Rosa nunca llegó a ser monja, tan solo vistió el hábito laico de la Tercera Orden Franciscana del Convento de Santo Domingo y su clausura consistió en recluirse en el fondo de su casa, en una cabaña, donde cuidaba las plantas y atendía a enfermos y mendigos.

Se cuenta que el 1 de agosto de 1617, orando en la iglesia de Santo Domingo, recibió la revelación divina de que pronto moriría. La enfermedad acabó con ella el 24 de agosto de 1617, a los 31 años, y fue enterrada en la iglesia.
En 1632 concluyó el proceso para su beatificación, pero el Papa Urbano VIII postergó la proclamación hasta cumplidos los 50 años de su muerte. Por una dispensa del papa Alejandro VII, el 3 de marzo de 1665 la Sagrada Congregación de Ritos pudo firmar el decreto de las virtudes heroicas de Rosa de Lima.

El papa Clemente IX suscribió el decreto de beatificación el 12 de marzo de 1668; el 11 de agosto de 1670 la declaró Patrona de Lima y de América, Filipinas e Indias Occidentales y el 12 de abril de 1671 la convirtió en santa.
La enorme influencia del Perú sobre el Río de la Plata provocó en el sur una profunda devoción por ella.

Durante su festividad se fue observando que con cierta regularidad se presentaban truenos, relámpagos y lluvias, de lo que pronto nació el mito de la "tormenta de Santa Rosa".