Pasó de cobrar la mínima a ser millonaria. Luego de un proceso legal que duró 13 años, la Justicia pampeana determinó que Eva Paola, una jubilada de 73 años, es la única hija del hacendado Rufino Otero y, por lo tanto, heredera de la mitad de la fortuna de 30 millones de dólares que dejó al morir en 1983.

El juicio comenzó el 2 de agosto de 1999 y, durante el proceso, el cadáver de Otero fue profanado, por lo que se tuvieron que realizar ocho análisis genéticos para determinar si Paole era o no su hija.

La sentencia fue emitida por el juzgado civil Nº 5, a cargo de Claudio Soto. Ahora, el acceso de Paole a los bienes que dejó Rufino Otero depende de una nueva causa judicial y de la chance de que este fallo sea apelado. “Estamos contentos. Es una alegría muy grande, saltamos todos los tropiezos que tuvimos”, dijo ayer Eva Paole en su casa de General Acha, donde vive con una pensión mínima.

La búsqueda de identidad de Paole comenzó hace 13 años cuando uno de sus hijos escuchó el rumor de que su mamá podía ser hija del hacendado Rufino Otero en una parrilla del pueblo. “Mirá esos muchachos, qué mal la están pasando. Y lo bien que podrían estar con la plata de Rufino Otero”, fueron las palabras que oyó.

Otero tuvo la fortuna más grande en esa zona de La Pampa. Al morir dejó unas 50.000 hectáreas, inmuebles urbanos, dos aviones y gran cantidad de ganado.

Para poder llegar a la verdad hubo que rastrear la historia de Paole. Su madre, Josefa Paole, trabajaba como empleada doméstica en la casa de los Otero y se convirtió en la amante de su patrón. De esa relación nació Eva, pero su origen se ocultó. Tiempo más tarde, Rufino se casó con una mujer de su misma posición social.

En 1999 Eva Paole presentó una demanda de filiación diciendo que era hija de Rufino Otero. Pidió un cotejo de ADN y comenzó el reclamo por la millonaria herencia que había quedado en manos del sobrino del hacendado, Darío Sarasola. En ese momento comenzaron los problemas ya que, al mes, el cuerpo de Rufino Otero fue robado para evitar que se hiciera el ADN y se puso otro cuerpo en su lugar.

Paole, viuda hace 47 años, madre de tres hijos varones y abuela de ocho nietos, reconoció que aún no tiene definido qué hará con la plata una vez que pueda cobrar la herencia que le corresponde. "Todavía no lo he pensado", concluyó.