Merci. Gracias, en francés, es la palabra que eligió Decur, un ilustrador santafesino de 30 años, para nombrar su primer libro. Es que es tanto el agradecimiento que siente que ni la lengua materna, el español, le alcanzó para englobar tamaña gratitud. "La verdad es que quiero dar gracias a todos. A Liniers, a la gente que respondió, a mis amigos, a las personas más íntimas, que son las que tengo al lado y también a mí mismo", dice Decur en contacto con Rosario3.com con emoción pero sobre todo con mucha humildad.

Merci! recopila las pinturas que fue publicando en su blog desde 2009 al 2011. Todas fueron hechas a mano, con acrílicos, pinceles muy chiquitos y mucho, pero mucho amor. Elefantes con moño, osos con tiradores, trompetitas, globos, flores, galletas de mazapan, cartas escritas a mano, bibliotecas, mesitas y secreter, muchos de esos escritorios antiguos, llenos de cajoncitos que se despliegan para entrar al universo de colores de Decur. El libro se presenta este lunes a las 19 en el Centro Cultural Ross, de Córdoba 1347.

Antes de hacerse llamar Decur, Decur era Guillermo Decurgez. Siempre había dibujado pero antes de vivir de las ilustraciones, este joven de 30 años que nació en Rosario y que a los 6 se mudó a Arroyo Seco, hizo de todo. Trabajó en la empresa General Motors ensamblando puertas en carrocerías de autos, fue albañil acompañando a su padre en obras de construcción y también atendió un cyber.

"Dibujé toda mi vida, pero siempre intenté ir por el lado realista. Quería dibujar un brazo tal cual lo veía, y no podía. Para mi era una frustración muy grande. No me salía la perspectiva humana. Me costaba decir a través de ese estilo", reflexiona. Sin embargo, cuando lo conoció a Liniers se dio cuenta que a través de un dibujo más simple también podía contar lo que le pasaba a su alma. Mucho después se acercó a la obra del rosarino Max Cachimba que "le voló la cabeza" y, aunque Decur tenga su marca propia, se nota en su ilustración buena parte de la influencia de este artista.

Fueron las noches en que los internautas escaseaban en el cyber de Arroyo Seco que atendía las que le permitieron meterse de lleno en el dibujo, algo que lo atrapó desde siempre pero a lo que no se animaba a entrar del todo. De aquel empleo dice que ganaba muy poco, pero que como las horas libres le rendían fueron las que hicieron posible que hoy el dibujo sea su profesión.

"Cuando no había nadie leía, empecé a consumir muchos materiales de ilustración y también a dibujar. Me llevaba lápices y hojas y a la noche pintaba", recuerda Decur. Hasta ahí, jamás había pensado que sería posible vivir de sus propias ilustraciones. De esas que sólo sus compañero. veían y ponderaban. Era 2009 y solamente publicaba en su blog. Los dibujos eran sólo para unos pocos. "Lo veían mis amigos, que siempre me pedían alguno. La verdad es que fueron ellos los que se encargaron de difundirlo por todos lados y la cosa fue creciendo", cuenta todavía con asombro.

Casi como en un sueño, la vida de Decur cambió y lo hizo muy rápido. "De repente en 2010 estaba firmando un contrato con Ediciones de la Flor. Para mí era como un sueño. Miraba la web, miraba las cosas de Fontanarrosa, de Caloi, de Quino y pensaba que nunca iba a poder estar ahí. Jamás hubiese pensado en acercarme a ofrecer lo que hacía porque era como querer vender hielo en el Polo Sur", dice.

Sin embargo, un día lo llamaron para publicar y eso fue uno de los momentos más importantes en este recorrido. "Son sensaciones muy fuertes, me llegan propuestas nuevas, hay que estar preparado", señala Decur.

Al que si le mandó una propuesta fue a Hernán Casciari, director de la revista Orsai, que se edita en España. "Le escribí, luego lo llamé por teléfono, enseguida se puso a mirar lo que hacía y me ofreció ilustrar un cuento inédito de Abelardo Castillo, a partir de ahí me pidieron pintar las tapas de este año que son seis. Para mí un orgullo", dice.

Actualmente trabaja como ilustrador para las revistas Orsai, Fierro, Un Mundo Mejor, y para Ediciones de la Flor con la que lanza su primer libro Merci! y dibuja una tira para La posta el periódico de Arroyo Seco. También trabaja en las piezas de un juego de mesa y de un rompecabezas para chicos. Y hace obras a pedido.

Merci! cuenta con el prólogo de Liniers, un ilustrador que fue casi un puntal en todo esto. "Lo que me aconsejó es que nunca pare de dibujar. Pase lo que pase, hay que seguir y seguir", finaliza. Y eso es lo que hace, dibujar y dibujar, siempre con gratitud.