El ex espía ruso envenenado Alexander Litvinenko no tiene paz ni muerto. Luego de sufrir una intoxicación por polonio, el hombre que se creía tenía información contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, pudo estar vinculado a la red radical islámica Al Qaeda, a la que le habría suministrado sustancias radiactivas, según informó la prensa de Rusia.

Ademá, Scotland Yard adoptó como una de sus líneas de investigación la versión de que Litvinenko estuvo vinculado con la red Al Qaeda a partir del testimonio de Mario Scaramella, amigo del espía muerto.

Según la información publicada por el semanario Sunday Express que fue reproducida por la agencia rusa Ria Novosti, Scaramella afirmó que Litvinenko participó en el contrabando de sustancias radiactivas desde Rusia a Suiza en 2000.

Scaramella fue envenenado con el isótopo radioactivo polonio 210 el mismo día que Litvinenko, durante el encuentro que mantuvieron ambos en un "sushi-bar" de Londres el pasado primero de noviembre.

El Sunday Express no descartó la posibilidad de que el contrabando de sustancias radiactivas involucre también a altos oficiales del Servicio Federal de Seguridad ruso, bajo cuyas órdenes Litvinenko estaba en aquella época.

Además el semanario informó que Litvinenko abrazó el Islam poco antes de su muerte. El espía murió el 23 de noviembre pasado en Londres a los 43 años, tras permanecer internado tres semanas con síntomas de envenenamiento.

Antes de morir, acusó al presidente Vladimir Putin de haberlo envenenado, pero el Kremlin negó categóricamente las imputaciones.

El caso generó tensiones entre el Reino Unido y Rusia, y varios funcionarios rusos expresaron su irritación ante los repetidos llamados de colaboración de sus pares británicos.

Su muerte tomó aún más resonancia luego del hallazgo de polonio 210 en varios lugares de Londres y en aviones de British Airways, lo que generó temores de contaminación radiactiva y llevó a cientos de británicos a hacerse exámenes, pero el gobierno británico aseguró que los riesgos sanitarios eran mínimos.

Fuente: Télam