La violencia del fútbol no tiene límites y no hay forma de detenerla, por más medidas de seguridad que se tomen. Ayer, miércoles, se produjeron tres hechos de envergadura entre hinchadas del fútbol de ascenso, uno de suma gravedad –entre Claypole y Argentino de Quilmes–, que dejó un saldo de 15 heridos, tres graves y 88 detenidos, de los cuales 47 aún permanecen detenidos, y varios vagones destrozados en la estación Constitución protagonizados por los pasajeros que esperaban el tren y lanzaron su furia por la anulación de los servicios.

Los graves incidentes en la estación terminal comenzaron cerca de las 22, luego de que el gremio de La Fraternidad que agrupa a los maquinistas anunció la suspensión de una medida de fuerza anunciada desde la medianoche en las líneas Mitre y Sarmiento.

Sin embargo los trabajadores del Roca pararon a la tarde el servicio en solidaridad con un maquinista que prestaba declaración testimonial por los violentos incidentes entre los parciales de Argentino de Quilmes y Claypole.

El bloqueo del servicio provocó el enojo de los pasajeros que esperaban regresar a sus hogares y que enfurecidos prendieron fuego a dos vagones del anden 4 de la terminal de Constitución.

Dos dotaciones de bomberos de los cuarteles lograron controlar las llamas, e intentaban sofocar los últimos focos del incendio para evitar que el fuego se propagara a otros vagones.

En tanto la policía desalojó la estación para que no se provocaran más desmanes, aunque no se detuvo a los responsables de los incendios. 

El mayor de los incidentes se originó cuando simpatizantes de Claypole y Argentino de Quilmes se trenzaron desde la estación Temperley hasta Llavallol tras el partido que este último equipo le ganó a los quilmeños, 3 a 2 en cancha de Cañuelas por la Primera D

Al llegar el convoy a la estación Turdera, donde ya se estaban produciendo incidentes, intervino la Policía y apresó a varios de los vándalos que estaban protagonizando los desmanes, ante el pánico de los pasajeros que buscaban refugiarse en cualquier parte.

Uno de los guardas contó que se tuvo que esconder en la cabina del conductor por que si no me mataban. Dijo que “lo que pasó fue increíble. Arrancaron los portaequipajes y sacaron los fierros para agredirse. También las rejillas de acero. No hubo armas de fuego. Se pelearon con fierros y palos”.

En medio de la pelea –según testigos–, que también incluyó la rotura de asientos, puertas y vidrios, uno de los “barras” tomo un matafuego y descargó el contenido contra sus enemigos, varios de los cuales fueron llevados al hospital Gandulfo.

También hubo serios incidentes luego de terminado el clásico entre San Miguel y Colegiales por el torneo de la C que terminó igualado sin tantos. A los tiros tuvo que sacar la policía de Tres de febrero a los parciales de San Miguel –el partido se jugó en cancha de Estudiantes de Buenos Aires, en Caseros–, para evitar encontronazos con los de su rival ya que existe fuerte rivalidad, por eso se cambió del escenario del partido.

Otro de los escándalos futbolísticos de un miércoles violento se produjo en la estación Gerli, cuando parciales de El Porvenir esperaban el tren para dirigirse a Morón para jugar con el local por el torneo de la B, que finalizó 1 a 1. En esos momentos pasó una caravana de varios micros con parciales de Lanús –existe gran rivalidad–, y empezaron a volar las piedras. Como saldo quedaron 15 detenidos a los que se les aplicará la ley del deporte.

En tanto en el vestuario de Los Andes fue tomado por unos 20 barrabravas el martes por la noche tras la derrota del equipo de Lomas ante Estudiantes de Buenos Aires para amenazar a los jugadores por la pobre actuación que están cumpliendo y ocupan los últimos lugares de las posiciones en la B.