Terror a bordo no es otra película más sobre catástrofes aéreas. Lejos de proponer la típica fórmula de Hollywood sobre un avión a punto de estrellarse, aún más lejos de las producciones testimoniales de la tragedia del 11 de septiembre y lejísimos del cine de denuncia de Marcelo Piñeyro, Snakes on a plane (tal el título original del film) es la primera película guionada por el público. Así es, esta producción se filmó gracias al voto de los fanáticos por Internet y estuvo primera en la taquilla norteamericana durante su semana debut.

La trama es de lo más tonta: cientos de serpientes venenosas de todos los colores y tamaños son llevadas de contrabando en la parte de carga de un avión que vuela desde Hawai a Los Ángeles. Vaya uno a saber por qué falla de seguridad estos bonitos ejemplares empiezan a deslizarse entre los pasajeros a través de los agujeros de la ventilación. Las cosas no paran de empeorar ya que por cuestión del destino estas serpientes inhalaron feromonas que las hicieron especialmente agresivas, por lo que tienen un feroz instinto asesino y pueden atacar en cualquier momento. El líder de la resistencia es un agente del FBI interpretado por Samuel L. Jackson, quien intenta rescatar el avión contaminado y salvarle la vida al resto de los pasajeros, todos ellos por supuesto arquetipos propios de una película clase B.

Otra película que se estrena este jueves es La dama en el agua. El director de Sexto sentido, M. Night Shyamalan, propone otra película de suspenso que bordea el terror. El film cuenta cómo el administrador de un edificio, Cleveland Heep (rol de Paul Giamatti, famoso por Entre copas), rescata a una misteriosa mujer (Bryce Dallas Howard) de una situación peligrosa sólo para descubrir que se trata de una ninfa salida de un cuento infantil que está intentando regresar a su mundo. Todo se complica porque el resto de los inquilinos del edificio parecen también salidos de cuentos para chicos.

La condesa blanca es el nombre del drama que debuta en los cien rosarinos. Ambientada en Shanghai, en 1936, cuenta la historia de Sofía, una hermosa condesa rusa exiliada que mantiene a su familia trabajando como bailarina. En el trabajo, Sofía conoce a Todd Jackson, un ex diplomático americano con el que entabla una especie de amistad. Muchos años más tarde, Jackson funda un elegante club nocturno e invita a Sofía a ser parte del club. Pero el destino se interpone: la invasión japonesa es inminente. El genio detrás del film es James Ivory, director de películas como Lo que queda del día y Divorcio a la francesa. Ralph Fiennes y Natasha Richardson, en los roles protagónicos.

La cuarta y última película que renueva la cartelera local se llama La última víctima. Es un film de terror protagonizado por Owen Matthews, un chico problemático recién llegado a la escuela secundaria de Westlake. Para hacerse amigos, Owen decide sumarse a un grupo de compañeros que se reúnen habitualmente a jugar algo llamado El juego de la mentira. Lo que arraca como una propuesta infantil se convierte, pronto, en una pesadilla.