La querofobia es el miedo irracional a ser feliz, y cuando alguien la experimenta, suele no querer participar en actividades que muchos calificarían de divertidas o que otorgan sensación de felicidad. De este trastorno todavía se sabe poco y aún no está contemplado dentro de los diagnósticos de problemas mentales.

Algunos expertos clasifican la querofobia como una forma de trastorno de ansiedad, y no implica que quien lo padezca esté siempre triste, sino que únicamente evita las actividades que pueden conducir a la felicidad o la alegría, por ejemplo una fiesta, un concierto o una comida de amigos. La persona con querofobia rechaza todas aquellas oportunidades que podrían conducir a cambios positivos en la vida debido al temor de que algo malo pasará.

Según consignó Muy Interesante, algunos de los pensamientos clave que puede tener una persona con querofobia incluyen:

- Ser feliz significará que algo malo me sucederá (a algo bueno le sigue algo malo).

- La felicidad te convierte en una persona mala o en una persona peor.

- Demostrar que eres feliz es malo para vos o para tus amigos y familiares.

- Tratar de ser feliz es una pérdida de tiempo y esfuerzo.

La creencia de que a algo bueno le sucede algo malo lleva a estas personas a temer actividades relacionadas con la felicidad porque creen que así pueden evitar que algo malo suceda. Este suele ser el caso cuando alguien ha experimentado un evento traumático físico o emocional en el pasado.

Una persona introvertida también puede ser más propensa a experimentar esta fobia, pues prefieren actividades a solas o como máximo con dos personas a la vez. Pueden sentirse intimidados o incómodos en entornos grupales, lugares ruidosos y espacios con mucha gente.

Por otro lado, aquellos que son perfeccionistas pueden sentir que la felicidad es un rasgo solo de personas perezosas o improductivas. Como resultado, evitan toda aquella actividad asociada a la felicidad.

Todavía hay pocos tratamientos al respecto, y los existentes incluyen la terapia cognitivo-conductual (TCC), estrategias de relajación, como respiración profunda, y exposición a eventos que provocan felicidad para que la persona identifique que estos no tienen por qué hacerle mal.