“No puede ser que estemos con estos problemas en pleno siglo XXI", se quejó el titular del Área VIII de Salud provincial Miguel Rabbia a Rosario3.com, en alusión a la convivencia simultánea en el país de importantes avances tecnológicos y científicos con una enfermedad que se creía desterrada: el dengue.

La queja encuentra destinatario: el funcionario responsabiliza a la Municipalidad de cierta demora en el comienzo de los trabajos preventivos de fumigación que, “de haberse encarado a tiempo, habrían impedido la proliferación de tantos mosquitos en la ciudad, en especial del Aedes aegypti, transmisor del dengue”, sostuvo Rabbia.

La respuesta del municipio no se hace esperar. “No es cierto que hayamos empezado tarde a trabajar en el tema porque nunca dejamos de hacerlo", se defendió Jorge Dañil, a cargo del Área Control de Vectores de la Municipalidad. Según el funcionario, su repartición lleva adelante en forma permanente un programa de control de todas las especies de mosquitos –incluido el Aedes aegypti– que comprende tanto la desinsección aérea (para combatir mosquitos adultos) como la realizada en los criaderos (donde las especies se encuentran en estado larvario).

Dañil insistió en que el programa de control se lleva a cabo de manera ininterrumpida, y aseguró incluso se intensificó a partir del mes de diciembre último a pesar de que es innegable el incremento de mosquitos durante los últimos dos meses, algo que para él “se debe al cambio climático y a las abundantes lluvias producidas”.

En relación con los casos investigados en Rosario, Rabbia precisó que los cuatro considerados “sospechosos” hasta ahora –una mujer internada en el hospital Provincial, un hombre atendido en el hospital Alberdi y una pareja que viajó a Formosa y Santa Cruz de la Sierra y está siendo observada en un sanatorio privado– recién tendrán un diagnóstico certero entre jueves y viernes.

Tanto la paciente en la que la enfermedad fue confirmada como las otras cuatro personas con síntomas dudosos, reciben tratamiento “de sostén”: ataque de los síntomas y protección del paciente a fin de evitar que sea picado por el mosquito transmisor, que luego puede contagiar a otras personas; “pero hay que aclarar que no hay vacunas, ni medicación específica para la enfermedad”, explica Rabbia.

La brecha de contagio

Una vez que pica a una persona enferma, el mosquito demora entre 8 y 12 días hasta transformarse en infeccioso y a partir de entonces, durante 30 días puede infectar a todas las personas que pique y lógicamente reproducirse. Las larvas resultantes de ese proceso estarán infectadas y darán lugar al nacimiento de mosquitos también infectados.