Organizaciones ambientalistas detectaron en un recorrido por la zona de islas frente a Villa Constitución que la empresa holandesa que construyó un terraplén, no sólo no dio marcha atrás como le ordenó el gobierno de la provincia vecina, sino que continúa sus obras ilegales que afectan el equilibrio del humedal.

La visita fue realizada el martes y se hiz. por los riachos que bordean la isla Itapé, a unos 8 kilómetros de Villa Constitución. Miembros del Taller Ecologista (Rosario) y el Centro Ecologista Renacer (Villa Constitución), verificaron que la empresa holandesa Bema Agri B.V. lejos de acatar la orden recibida de paralizar sus obras, continua su actividad habiendo casi completado la extensión de un terraplén de unos 30 kilómetros. en la propiedad que adquirieron en esta zona de islas, ubicada entre los arroyos Estévez, San Lorenzo y Los Laureles.

En febrero de 2009 las organizaciones ecologistas denunciaron el hecho como ilegal ya que no existía evaluación de estudios de impacto ambiental, intervención de la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos, y ausencia de acto administrativo del Consejo Regulador de Usos de Fuentes de Agua (Corufa) que habilite las obras cuestionadas dentro de un área protegida municipal.

El 25 de setiembre último, la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de Victoria ordenó a la empresa Bema Agri B V “la paralización inmediata y total de las tareas de siembra, terraplenamientos y toda otra labor que implique movimientos de suelo en la isla Irupé, jurisdicción de Victoria Entre Ríos”, según Resolución Nº 157. ”Lo que correspondería es que este terraplén sea demolido”, expresó el concejal victoriense, José Molla.

Sobre el punto Miguel Alfaro del Centro Ecologista Renacer y Elba Stancich de Taller Ecologista, coinciden en que este caso tiene aspectos similares al terraplén de los Esteros del Iberá que la Justicia de la Provincia de Corrientes ordenó demoler, decisión ratificada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el pasado 13 de octubre.

En la recorrida se verificó la existencia de cultivo de trigo, y una retroexcavadora en pleno trabajo de consolidación de taludes. “Estos endicamientos alteran el régimen natural de fluctuación del agua en los humedales pudiendo afectar su biodiversidad, además de convertir un ecosistema natural en un monocultivo”, afirmó Eduardo Spiaggi, veterinario especializado en producciones sustentables, y agregó que aún es posible pensar en desarrollar otro tipo de actividades que no pongan en riesgo la estabilidad del sistema y que beneficien principalmente a los pobladores isleños.

Otra preocupación de los pobladores ante la inminente creciente cuyas viviendas quedaron entre el río y el terraplén, es que la presencia del mismo provocará mayor nivel del agua y por ende mayor vulnerabilidad.