Sergio Gabriel tiene sólo ocho años. Este jueves, cerca de las cinco de la tarde en 3 de Febrero al 1200, volvió a hacer lo de siempre: meterse en líos. Esta vez trató de robarle el celular a Matías, de 10 años, pero no pudo. Enseguida llegó el papá del nene, y juntos lo denunciaron por ladrón. Él estaba solo cuando la policía lo llevó a la comisaría 2ª y allí se quedó.
Según hizo saber el comisario Sergio Coronel no es la primera vez que el pibe visitaba la seccional. El chico conoce el lugar y también sabe lo que vendrá después. Por eso tampoco se alteró cuando desde el patrullero vio que desde su casa en Villa General, nadie salía a recibirlo. Y, otra vez, vuelta a la comisaría. La noche llegó enseguida y con ella el hambre y el sueño, que finalmente concilió entre policías y ladrones.
Pero el caso de Sergio no es aislado. Cada semana, sólo en la comisaría 2ª, duermen entre dos o tres chicos de esa edad y también más grandes. Según manifestó Coronel, “ya no me sorprende. Muchos de ellos están en al calle en plena madrugada y otros tienen problemas con la ley penal”, y precisó: “Tampoco me sorprende que no los vengan a buscar. Los padres no quieren saber nada con ellos, dicen que apenas los llevan a la casa se escapan o directamente dicen que no tienen plata para ir a buscarlos al centro”.
“Nosotros los llevamos en el patrullero pero los traemos devuelta porque no los reciben”, siguió. “Estos chicos no van a la escuela, son pobres chicos porque son víctimas de la exclusión social. Si yo le preguntara al nene por qué robó el celular, no me contestaría porque no es para él, hay alguno que se lo compra por veinte pesos. Así de hipócrita es la sociedad”, argumentó.
El viernes por la mañana, Sergio Gabriel fue llevado al juzgado de Menores porque el juez Juan Artigas intervino en el caso. Hasta ese momento, ningún integrante de la familia había preguntado por él.
Según hizo saber el comisario Sergio Coronel no es la primera vez que el pibe visitaba la seccional. El chico conoce el lugar y también sabe lo que vendrá después. Por eso tampoco se alteró cuando desde el patrullero vio que desde su casa en Villa General, nadie salía a recibirlo. Y, otra vez, vuelta a la comisaría. La noche llegó enseguida y con ella el hambre y el sueño, que finalmente concilió entre policías y ladrones.
Pero el caso de Sergio no es aislado. Cada semana, sólo en la comisaría 2ª, duermen entre dos o tres chicos de esa edad y también más grandes. Según manifestó Coronel, “ya no me sorprende. Muchos de ellos están en al calle en plena madrugada y otros tienen problemas con la ley penal”, y precisó: “Tampoco me sorprende que no los vengan a buscar. Los padres no quieren saber nada con ellos, dicen que apenas los llevan a la casa se escapan o directamente dicen que no tienen plata para ir a buscarlos al centro”.
“Nosotros los llevamos en el patrullero pero los traemos devuelta porque no los reciben”, siguió. “Estos chicos no van a la escuela, son pobres chicos porque son víctimas de la exclusión social. Si yo le preguntara al nene por qué robó el celular, no me contestaría porque no es para él, hay alguno que se lo compra por veinte pesos. Así de hipócrita es la sociedad”, argumentó.
El viernes por la mañana, Sergio Gabriel fue llevado al juzgado de Menores porque el juez Juan Artigas intervino en el caso. Hasta ese momento, ningún integrante de la familia había preguntado por él.