El reclamo de las mujeres por sus derechos ha ido cambiando de escenario sin alterar en todo su esencia. De la fábrica incendiada en 1857 y el reclamo laboral que derivó en la institución de la celebración femenina todos los 8 de marzo hasta estos días, las mujeres han ganado distintas batallas que hacen al fortalecimiento de su condición de género en los diversos planos en los que pueden incurrir. Pero todavía queda mucho por hacer.

Rosario3.com dialogó con mujeres que, a partir de su ocupación, reivindican el valor de su género. A través de la educación de los hijos, de la gerencia de una empresa, de la atención de la llegada de un bebé al mundo o de la limpieza de un edificio. Más allá de las lógicas diferencias que se plantean en cada caso, todas dejan en claro la necesidad de seguir avanzando en el camino de la igualdad de oportunidades con una base fundamental: entender y respetar la diversidad. 

Mucho para hacer en poco tiempo: el dilema femenino

Una etapa previa al desarrollo profesional es la realización de una carrera universitaria. ¿Qué sucede cuándo se es alumna, empleada, madre y esposa en el mismo cuatrimestre? El caso pareció resolverse para la hoy titular de la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor, Analía Carrió, quien cursó las materias de abogacía trabajando en un estudio jurídico cuando ya era mamá de un varón y estaba embarazada de su hija.

“Una vez un profesor agregó una clase de consulta un sábado y dijo que para rendir había que asistir. Le comenté mi imposibilidad teniendo a mi hijo chiquito, entonces me contestó que no rendiría. Así que ese sábado caí a la facultad con mi nene y después rendí bien”, comentó a modo de ejemplo sobre aquellos años tan duros.

“Todavía no logramos una reivindicación del siglo pasado como tener jardines maternales en los lugares de trabajo o en las facultades ya que no existen las mismas oportunidades en el nivel educativo o laboral cuando una mujer tiene hijos”, reclamó como parte de las conquistas que aún deben obtenerse.

Por su parte, la doctora Patricia Aquilano, que se desempeña en Neonatología de un sanatorio local, donde trabaja jornadas completas y realiza guardias maratónicas, también debió hacer malabares entre su carrera y la crianza de sus tres hijos. En la entrevista con Rosario3.com – interrumpida por un "bip" que anunciaba un inminente parto– aseguró: “La mujer que está sola pierde tiempo con los hijos y más en esta profesión, que tenés que dormir fuera de tu casa” Y determinó: “Hice lo mejor que pude y espero que en el futuro los hijos entiendan que uno es madre como puede y no como quiere”.

Jefas de Hogar: cuando no alcanza ni el tiempo ni el dinero

El desempleo en los noventa produjo un fenómeno que todavía sigue en pie: la jefatura de hogar de las mujeres, quienes se volcaron al mercado laboral en masa. Mary, con casi 59 años, se lanzó a la aventura de ser empleada doméstica mucho antes, por pura necesidad. Pero ahora es el sostén de su familia, ya que su marido no posee trabajo fijo.

Trabaja unas doce horas diarias entre los tres trabajos que tiene. “Llego agotada a la noche pero con un sólo trabajo no me alcanza”, aseguró teniendo en cuenta que con 600 pesos mensuales no iría demasiado lejos. “Vivo acelerada pero tengo mis días de felicidad porque con mi trabajo logré darle una carrera a mi hija”, dijo soltando una sonrisa. “Tantas horas de trabajo se hacen difíciles, encima no tengo nadie que me ayude en casa, salvo mi marido. Por eso los sábados me quedo hasta las tres de la mañana para dejar toda mi casa limpita”.

Muy parecida es la situación de Patricia, la neonatóloga, quien tuvo que intercalar su especialización con la crianza de sus hijos. “No me arrepiento de haber pasado tanto tiempo con mis hijos, en realidad deberíamos ganar mejor para no tener que trabajar tanto”, analizó: “Si estuviéramos los médicos mejor retribuidos podría finalizar mi carrera sin problemas”.

La mujer en el poder ya no es novedad, pero cómo cuesta

La incursión progresiva del sexo femenino en el universo laboral da sus frutos en la actualidad, cuando miles de mujeres se vuelcan a cargos gerenciales. Sin embargo, resabios machistas suelen poner palos a esta rueda, que no deja de girar. En Rosario, una mujer de tan sólo 29 años dirige una de las empresas más sólidas de la región: Frigoríficos Mattievich.

María José empezó el oficio junto a su padre, José Mattievich, quien lejos de desalentarla, le exigió similares aptitudes que a cualquiera de sus empleados, llegando a ser la mano derecha del empresario. “Las mujeres tenemos un rasgo conciliador y eso influye en mi manera de dirigir pero en nuestra empresa hay muchísimas mujeres y las diferencias no son tales”, manifestó sin dejar de advertir: “La industria de la carne sí es machista. En general, muchos hombres prefieren hablar con mi papá o mi hermano. “Es un tema de hombres”, dicen.

“Hoy tenemos muchas mujeres ocupando puesto de gestión y poder, que era impensado hace unas décadas atrás”, soltó Mattievich. “En más, creo que hoy los hombres están en desventaja, ya que es “normal” que una mujer trabaje, pero aparecen las dudas cuando un hombre se hace cargo de su casa y sus hijos. Los hombres se lo pierden, a pesar del esfuerzo. Creo que en parte somos medio malabaristas, también.”, remató.