Un equipo de investigación ha conseguido aumentar de manera espectacular la velocidad de funcionamiento de una clase de sensores biológicos.

La tecnología usada para ello, una vez perfeccionada, podría permitir algún día a los médicos realizar rutinariamente las pruebas de laboratorio en cuestión de minutos, acelerando así el diagnóstico y el tratamiento, y además reduciendo los costos.

En los experimentos llevados a cabo por el equipo de Ethan Minot y Vincent Remcho, de la Universidad Estatal de Oregón en Estados Unidos, y sus colaboradores de la Universidad de California en Santa Bárbara, los nuevos nanobiosensores casi han triplicado la velocidad conseguida por prototipos previos. Por esto y sus otras ventajas, es fácil que acaben teniendo muchas aplicaciones prácticas, no sólo en la medicina, sino también en la toxicología, la vigilancia medioambiental, el desarrollo de nuevos medicamentos, y en otros campos.

Aunque son necesarios más refinamientos antes de que los sensores estén listos para la producción comercial, ya presentan un gran potencial ahora mismo.

Con estos tipos de sensores será posible hacer en pocos minutos muchas pruebas médicas de laboratorio, permitiendo al médico hacer un diagnóstico durante una única visita del paciente a su consultorio. Con muchas de las pruebas que se hacen en la actualidad, transcurren días desde que el médico las encarga hasta que puede consultar los resultados en su consultorio. Y además suelen ser costosas y requieren de técnicos especializados de laboratorio.

La clave de la nueva tecnología es una rara capacidad de los nanotubos de carbono, la cual permite detectar con ellos una proteína en la superficie de un sensor. Los nanotubos cambian su resistencia eléctrica cuando una proteína se deposita en ellos, y la magnitud de este cambio puede medirse para determinar la presencia de una proteína en particular.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología