Todo embarazo que termine antes de las 37 semanas de gestación es considerado parto prematuro o pretérmino. El control prenatal, la prevención y la intervención a tiempo a cargo de instituciones y profesionales especialmente preparados disminuye los riesgos en la salud del recién nacido.


Es el componente de más peso en las estadísticas de mortalidad perinatal, se calcula que alrededor del 50 o el 70 por ciento de las muertes neonatales se deben directa o indirectamente al parto prematuro. Anualmente nacen alrededor de 13 millones de prematuros en el mundo, de los cuales el 75 por ciento, por haber mayor densidad poblacional, ocurre en países en desarrollo, donde no se cuenta muchas veces con la asistencia necesaria para este tipo de partos. La prematuridad está entre el 6 y el 10 por ciento de los nacimientos.


El promedio para América Latina es del 7,7 por ciento.  Un niño nace antes del tiempo normal promedio (entre la semana 37 y 42 de embarazo) por diversos motivos, a veces no identificables y otras, sí. En general, las causas más frecuentes son:
- Rotura prematura de membranas: es decir, cuando las membranas llenas de líquido amniótico que contienen al feto se rompen antes de tiempo. Esto por lo general da lugar al parto prematuro, que comienza en menos de 5 a 7 días aunque el médico intente retrasarlo. Cuando la bolsa se rompe antes de la semana 37 hay una fuerte sospecha de infección vaginal responsable del episodio. Los gérmenes provocan una serie de modificaciones en el nivel local de los tejidos, induciendo las contracciones y el parto prematuro con bolsa íntegra o ruptura de la membrana.


Algunas causas coinciden con las del parto espontáneo; por ejemplo, un útero sobredistendido por un embarazo múltiple, (mellizos, trillizos) o por una acumulación anormal de líquido producida por el feto.


- El trauma, por ejemplo debido a un accidente automovilístico, puede adelantar el parto.


- También puede deberse a una posición anormal del feto, o a que la madre presenta defectos estructurales en el útero o el cuello uterino, hemorragia, estrés mental y físico.


-Parto iatrogénico: provocado por el médico debido a enfermedades que padece la madre, como hipertensión arterial, diabetes, problemas tiroides, o a malformaciones del bebé. Por el bien del niño y de la mamá el médico considera que el bebé va a estar mejor afuera del útero que adentro, aunque deba correr los riesgos de la prematurez.


- Idiopático o espontáneo: se produce sin haber un motivo evidente.


- La infección vaginal se sospecha que cada vez tiene más protagonismo en provocar rotura temprana de membrana y el parto espontáneo. En realidad se trata de la vaginosis, que no es una infección propiamente dicha, sino una modificación patógena de la flora vaginal. Es muy importante la detección precoz y control de este trastorno. Su desarrollo a veces depende de factores como la promiscuidad sexual y una inadecuada higiene durante el embarazo. Es más frecuente en poblaciones de bajos recursos económicos y educacionales.


En los extremos de las edades de las mujeres que conciben, 18 y 40 años, las infecciones suelen ser más frecuentes. En las jóvenes por cuestiones educacionales, y en las mayores que ya han pasado por varios partos, debido a una mayor predisposición, ya que el cuello del útero no es tan continente y favorece la aparición de infecciones.


Nacer antes de tiempo implica muchos riesgos para el bebé debido a que determinados órganos y sistemas no completaron su madurez. El más crítico es el pulmón, que ocasiona el síndrome de dificultad respiratoria, principal causa de mortalidad del prematuro.


Para que el bebé pueda respirar por sí mismo, los sacos de aire (alvéolos) de los pulmones deben ser capaces de llenarse de aire en el momento de nacer y permanecer abiertos. Esto lo logra en gran medida gracias a una sustancia llamada surfactante, cuya producción suele ser insuficiente en los prematuros. La enfermedad resultante es el síndrome de dificultad respiratoria que requiere tratamiento con oxígeno, o colocar al bebé en un respirador artificial y administrarle por vía exógena surfactante.


Otros órganos comprometidos por su inmadurez son:


El cerebro: existe una mayor incidencia de hemorragia intracerebral (con o sin lesión grave). Su desarrollo prematuro puede impedir que el bebé succione y trague normalmente, por lo que inicialmente se le administrará alimento por vía intravenosa.


El hígado: es el caso de los niños amarillos que presentan acumulación de bilirrubina en sangre. La hiperbilirrubinemia leve no requiere tratamiento, las más severas pueden tratarse con fototerapia (se coloca al niño bajo las llamadas lámparas de bilirrubina).


Los intestinos: su funcionamiento inadecuado puede producir enterocolitis necrotizante, por la cual la superficie interna del intestino sufre lesiones y se inflama. Es posible reducir el riesgo retrasando la alimentación oral durante varios días. El tratamiento médico, y en casos extremos la cirugía, mejoran mucho el pronóstico.


La asepsia tiene un valor muy importante en el prematuro, porque la infección que provocó el parto pretérmino puede pasar al bebé. Si la infección pasa al cuello uterino luego produce una inflamación de la capa interna del útero, y finalmente pasa al líquido amniótico, por eso a veces el prematuro nace con una neumonía por aspiracióni.


En cuanto a las secuelas a largo plazo debido a la prematuridad, existe una mayor incidencia de parálisis cerebral, mal desarrollo neurológico, sordera, defectos visuales, alteraciones crónicas pulmonares.


Diversos textos médicos subrayan que en muchos casos un adecuado control preconcepcional y perinatal logran evitar un parto pretérmino, o bien disminuir los riesgos que implica. Para eso es necesario una detección a tiempo de las enfermedades que pueda tener la madre, para compensarlas antes y durante la gestación (diabetes, hipertensión arterial, infecciones, etc.).


También es importante evitar factores o situaciones consideradas de riesgo: abuso de alcohol, uso de drogas, sobrepeso, trabajo excesivo, especialmente si la mamá permanece de pie más de seis horas por día, el cigarrillo, ejercicios extenuantes, el estrés y las infecciones.


La mamá deberá estar atenta a síntomas inesperados para el período del embarazo, como ser contracciones, aumento del flujo vaginal, panza que se pone dura, y recurrir en lo inmediato al médico. Si la mujer recibe una adecuada atención y a tiempo, se puede postergar por 48 horas el parto dando la posibilidad de administrarle corticoides y en algunos casos antibióticos, así como también facilitarle la derivación a un lugar donde le brinden la asistencia necesaria.


Fuente: Salud.com