Con la preocupación que genera la obesidad infantil como escenario de fondo, el ratón Mickey y sus amigos de la compañía Walt Disney ya están a régimen.

La compañía puso en marcha un programa alimenticio en el que fija límites de calorías, grasas y azúcares. Y, sobre todo, nada de ácidos grasos transgénicos.

Las nuevas directivas de Disney sirven tanto para la alimentación en sus parques temáticos como en aquellos productos con licencias de la marca. "Disney proporcionará opciones más saludables a las familias que las busquen", señaló el presidente de la compañía, Robert Iger, en un comunicado distribuido el lunes pasado donde informaba de los cambios.

Las directrices se basan en las "Guías Alimentarias para Estadounidenses" y entrarán en vigor a partir de ahora en Estados Unidos y a lo largo de los próximos años en otros países. Los cambios suponen una transformación en el universo alimenticio Disney.

Los rostros orondos de Mickey o Buzz Lightyear, que sonreían hasta ahora en los productos de McDonald’s, Kellogg o Coca-Cola –algunos de los mayores productores de alimentos altos en calorías y azúcar– se transformarán en un Nemo contento de vender agua o unos Increíbles felices con su apoyo a las tarteletas de fruta.

En los parques de atracciones de Disney, por los que anualmente pasan 63,3 millones de personas en EE.UU., se sirve ya leche desnatada o zumo de frutas con la comida infantil.

La empresa está estrechamente vinculada al público infantil y familiar y por ello también en el centro de los ataques que culpan a las grandes compañías del problema de la obesidad infantil al proporcionar a los más pequeños la comida con más grasa, calorías y azúcares de forma atractiva.

Según la Asociación Americana contra la Obesidad, el 15,5 por ciento de los jóvenes entre 12 y 19 años son obesos. "La preocupación sobre la obesidad y la infancia es nacional y debemos de aplaudir la iniciativa de Disney", dijo a la prensa Ellen Wartella, encargada de informes sobre nutrición en la Universidad de California.