El ex presidente Eduardo Duhalde se refirió por Radio 2 a su reconciliación con el también ex mandatario, Carlos Menem tras la asunción de Francisco. Sostuvo que el nombramiento de un Papa argentino debe ser tomado como un mensaje para ponerle fin a este “clima bélico permanente” y poner en valor una vez más la palabra de un gobernante.
En diálogo con Alberto Lotuf ( A Diario, Radio 2), Duhalde contó que se enteró del nombramiento del ex cardenal Jorge Bergoglio en medio de una partida de ajedrez; y que desde entonces tiene “una idea penetrante”: que la sociedad argentina necesita una nueva guía para terminar con tanta violencia y que para cambiar sólo basta con que “cada una ponga su granito de arena”. "Hacemos un arenal", enfatizó.
Sobre su reunión con Menem contó que se dieron un gran abrazo pero que no hablaron de las cosas que una vez los separaron, sino que charlaron como buenos amigos e incluso que el senador riojano le invitó a un asado.
Imbuido del mensaje de hermandad del sumo pontífice, el ex mandatario reiteró la necesidad de “bajar la violencia”, no anclarse en el pasado y hacerle frente a los graves problemas del hoy. En tal sentido insistió en que “por convicción o por conveniencia” es imperioso modificar ciertas actitudes y propiciar “el encuentro de la humanidad”. Apuntó que ese fue también el mensaje de Juan Perón cuando regresó de su exilio en España y que aún hoy muchos peronistas no lo logran entender.
Consultado por su relación con la presidenta Cristina Fernández, dijo que le preocupa que esté desgastada psicológicamente, cansancio que por ser invisible es el peor de todos. Además, reveló que en un libro semi autobiográfico, reservó para ella los capítulos finales, pero –aclaró– son "poco piadosos". La obra que reconstruye los vínculos de Duhalde con todos los mandatarios argentinos desde Alfonsín, aún no vio la luz, y así quiere que se mantenga su autor, dado el tenor de las historias que contiene.
En diálogo con Alberto Lotuf ( A Diario, Radio 2), Duhalde contó que se enteró del nombramiento del ex cardenal Jorge Bergoglio en medio de una partida de ajedrez; y que desde entonces tiene “una idea penetrante”: que la sociedad argentina necesita una nueva guía para terminar con tanta violencia y que para cambiar sólo basta con que “cada una ponga su granito de arena”. "Hacemos un arenal", enfatizó.
Sobre su reunión con Menem contó que se dieron un gran abrazo pero que no hablaron de las cosas que una vez los separaron, sino que charlaron como buenos amigos e incluso que el senador riojano le invitó a un asado.
Imbuido del mensaje de hermandad del sumo pontífice, el ex mandatario reiteró la necesidad de “bajar la violencia”, no anclarse en el pasado y hacerle frente a los graves problemas del hoy. En tal sentido insistió en que “por convicción o por conveniencia” es imperioso modificar ciertas actitudes y propiciar “el encuentro de la humanidad”. Apuntó que ese fue también el mensaje de Juan Perón cuando regresó de su exilio en España y que aún hoy muchos peronistas no lo logran entender.
Consultado por su relación con la presidenta Cristina Fernández, dijo que le preocupa que esté desgastada psicológicamente, cansancio que por ser invisible es el peor de todos. Además, reveló que en un libro semi autobiográfico, reservó para ella los capítulos finales, pero –aclaró– son "poco piadosos". La obra que reconstruye los vínculos de Duhalde con todos los mandatarios argentinos desde Alfonsín, aún no vio la luz, y así quiere que se mantenga su autor, dado el tenor de las historias que contiene.