Según datos epidemiológicos mundiales, durante la primavera el 25 por ciento de la población general sufre síntomas de alergia ocular, en parte debido a la exposición a determinados factores responsables de esta patología.

Los alergenos que comienzan a circular con el cambio de clima y temperatura pueden molestar a nivel de las vías respiratorias pero también en los ojos.

De acuerdo con los especialistas entre los síntomas más frecuentes, se cuentan la picazón, el enrojecimiento conjuntival, la inflamación y picazón de los párpados y el lagrimeo.

Aunque existen diversos componentes genéticos que pueden predisponer a padecerlas, las alergias -ya sea oculares o no- poseen un alto grado de afectación de los llamados "factores ambientales" entre los que se destacan la contaminación.

El doctor Guillermo Alberto Fridrich médico oftalmólogo del Hospital Británico de la ciudad de Buenos Aires, señala que “las alergias se diferencian en su etiología y, por lo tanto, deben recibir diferente tipo de tratamiento, cuestión que deberá ser evaluada por el médico oftalmólogo. Entre las más frecuentes podemos mencionar a las estacionales, aunque también hay otras más específicas como las vernales, atópicas y la papilar gigante”.

Si bien hoy en día existen métodos que permiten medir el grado de polución que tiene por ejemplo una ciudad e inclusive en diferentes países del mundo se están tomando medidas relacionadas con la protección de la salud de la población, lo cierto es que durante mucho tiempo el problema relacionado con las sustancias que respiramos todos los días ha sido desestimado.

No obstante, actualmente se sabe que las personas que deben convivir con síntomas moderados a severos de alergia presentan cambios en la capacidad de trabajo, así como también una marcada disminución de su calidad de vida o capacidad para disfrutar el tiempo libre y los espacios abiertos.

Si bien la alergia es un problema en si misma, cuando se trata de las enfermedades oculares, hay otras patologías que pueden coexistir con ésta, entre las que se encuentran el ojo seco, en la cual el daño de la película lagrimal permite que los alérgenos y los compuestos tóxicos estén en contacto con la superficie ocular más tiempo y den comienzo a la reacción inflamatoria alérgica.

Por eso resulta fundamental -más teniendo en cuenta que se trata de una afección crónica- que los pacientes consulten rápidamente, a fin de poder poner en marcha el tratamiento inicial y de base, con el objetivo de prevenir la complejización de los síntomas y, por ende, del abordaje.

"La consulta con el médico oftalmólogo, ya sea que esté especializado o no en alergia ocular, es importante porque mediante este acercamiento es posible diagnosticar patologías con síntomas similares como ser la blefaritis crónica, el ojo seco o las que pueden coexistir o no con la alergia ocular", sostuvo Fridrich.

"Luego, una vez que sabemos con qué estamos lidiando, será el momento de dar comienzo al tratamiento que por lo general se inicia evitando la sustancia que provoca la irritación. Para los casos en los cuales esto es imposible contamos con antihistamínicos locales (oculares) que se pueden asociar a corticoides locales, lavados oculares y palpebrales, lágrimas artificiales sin conservantes, pomadas para los párpados", concluyó el especialista.

Fuente: Pro Salud News