¿Quién no escuchó por parte del amigo que está un poco pasado de peso la frase: "Dale cómete otra porción"? Las palabras se oyen a menudo al interior de un grupo donde sobresale la presencia de personas obesas y tienen tanta influencia que según un estudio el entorno del exedido de peso también engorda.

Un grupo de científicos llegó a la conclusión de que la obesidad puede transmitirse de persona a persona, ya que comprobaron que cuando se aumenta de peso los amigos íntimos de esa persona también tienen tendencia a hacerlo.

El estudio fue publicado por The New England Journal of Medicine y analizó a una red social compuesta por 12.067 personas a las que se les realizó un seguimiento durante 32 años, de 1971 a 2003. De ese modo, los investigadores supieron qué relaciones de amistad y parentesco había entre ellos, además de conocer y pesar a cada una de las personas.

La conclusión que arrojó el estudio fue que las personas tenían más riesgo de transformarse en obesos cuando un amigo lo hacía. De hecho, la posibilidad se incrementaba en un 57 por ciento. Además, se comprobó que los cambios de peso en los vecinos no producían ningún efecto y que los familiares tenían menor influencia que los amigos.

También se notó que la influencia de los amigos no estaba relacionada con la proximidad geográfica, ya que se mantenía aun cuando las amistades estaban separadas por cientos de kilómetros. Lo mismo ocurría con la pérdida de peso.

El doctor Nicholas Christakis, médico y profesor de sociología médica de la Escuela de Medicina de Harvard e investigador principal de este trabajo, afirma que una explicación es que los amigos afectan la percepción mutua de la gordura. En tanto, si un amigo cercano engorda, la obesidad puede no parecer tan mala.