Egipto comenzará a votar este lunes para elegir a un nuevo presidente en unos comicios en los que se espera un claro triunfo de Abdel Fatah Al Sisi, el ex jefe militar que el año pasado derrocó a Mohamed Mursi y luego ilegalizó y persiguió a su movimiento islamista Hermandad Musulmana.

El escenario es bien opuesto al de hace sólo dos años, cuando Mursi ganó las elecciones y llegó al poder en medio de una gran expectativa por el futuro de un paí­s que un año antes habí­a vivido una revuelta popular que derrocó al régimen de Hosni Mubarak (1981-2011), que fue detenido y juzgado.

Más de 50 millones de personas están llamados a votar mañana y el martes para elegir sólo entre Al Sisi, ex ministro de Defensa de Mursi, y el izquierdista Hamdin Sabahi, político laico curtido en la oposición desde hace tres décadas, precisó la agencia EFE.

El 3 de julio pasado, Al Sisi derrocó y encarceló a Mursi, el primer jefe de Estado egipcio elegido democráticamente, luego de que millones de personas tomaran las calles para exigir su renuncia en rechazo a su política de islamización del país.

Desde entonces, la Hermandad fue ilegalizada y declarada "grupo terrorista", el Ejército mató a unos 1.400 seguidores de Mursi y la Justicia encarceló a unos 15.000 y sentenció a muerte a varios centenares de activistas y dirigentes islamistas en procesos sumarísimos que fueron condenados por la ONU.

Los islamistas y sus aliados, así como otros grupos que participaron en la revolución contra Mubarak, llamaron al boicot con la esperanza de que una baja participación desluzca la presumible victoria de Al Sisi, que cuenta con el apoyo del Ejército, el poder real en el país arábe más poblado del mundo.

A diferencia de las últimas comicios, de los que participaron aspirantes de todo el espectro polí­tico que hicieron una activa campaña, en estos sólo Sabahi, histórico opositor a Mubarak y el tercero más votado en 2012, hizo apariciones y actos para promover su candidatura.

Al Sisi, que cuenta con el aparato del Estado y el apoyo de empresarios, no apareció en ningún acto público en este último mes aludiendo motivos de seguridad, aunque no parece que ésto lo vaya a alejar de su presumible victoria, señaló un despacho de DPA.

El ex mariscal sólo tuvo contacto con sus seguidores mediante videoconferencias utilizando un discurso emotivo y nacionalista, enfocando toda la atención en su figura más que en sus ideas.

Desde entonces, la imagen del nuevo "hombre fuerte" de Egipto junto al lema "Viva Egipto" inundan las calles de El Cairo y otras ciudades e intentan contrarrestar su invisibilidad.

Los seguidores de Sabahi, en cambio, optaron por acciones más artesanales y menos costosas como pintar grafitis o remontar cometas con su imagen.

Sí estuvieron ambos muy presentes en las redes sociales, atestadas con fotografías de eventos y declaraciones de los candidatos, pero también con crí­ticas y bromas sobre sus figuras.

La seguridad en las ciudades, la inestablidad política tras la destitución de Mursi y los crecientes ataques extremistas contra las fuerzas de seguridad ocuparon a lo largo de la campaña los discursos de los candidatos.

También abordaron otros problemas como la grave crisis económica, la salud y la educación. Según el Fondo Monetario Internacional, en 2013 el PBI de Egipto creció 2,1%, la inflación fue del 6,9% y el desempleo del 13%.
La pobreza, en tanto, alcanza al 26,3% de la población del paí­s de más de 80 millones de habitantes.

Fuente: Télam