La “falta de ritmo” como trastorno cardiaco provoca, por fallas eléctricas, que el corazón pierda el ritmo normal y regular. “Es un verdadero caos eléctrico de las aurículas (dos de las cavidades del corazón), que afecta al 5% de los mayores de 60 años y alcanza al 15% de las personas de más de 75 años”, señaló el doctor Luis Barja, jefe de Electrofisiología del Hospital Universitario Austral.

El especialista dirige el Centro de Tratamiento de la Fibrilación Auricular recientemente inaugurado en esa entidad. “Esta clase de arritmia es una verdadera endemia mundial. Alrededor del 8% de la población mundial las padece”, agregó.

La incidencia, las características complejas que presenta la fibrilación auricular y la necesidad de evaluar al paciente como un todo justificaron la creación del Centro, que cuenta con equipos de última generación –tales como navegadores tridimensionales y sistemas de ablación y catéteres especiales para fibrilación auricular–, y la mayor experiencia en cantidad de casos en el país. Es, por otra parte, el primer centro multidisciplinario para tratar la patología, conformado por cardiólogos especialistas en electrofisiología, cirujanos cardiovasculares, endocrinólogos, gastroenterólogos, clínicos, psicólogos y hematólogos. “Esta nueva tecnología disponible en nuestro Hospital hace posible un tratamiento con una efectividad que ronda el 80% de los casos correctamente seleccionados”, aseguró el doctor Barja.

La Fibrilación Auricular, sobre todo la paroxística, se genera por impulsos eléctricos que nacen dentro de las venas pulmonares e invaden la aurícula izquierda. “Es una gran desorganización eléctrica que con el tiempo lleva a la cronicidad y al deterioro estructural”, explica el doctor Daniel Ortega, jefe del Área de Dispositivos Implantables del Hospital Austral.

El principal peligro es cuando los latidos son incapaces de eyectar la sangre hacia los ventrículos (y de allí al resto del organismo), provocando una turbulencia sanguínea que favorece la formación de coágulos y la complicación más temida: la embolia o accidentes en órganos vitales como el cerebro.

Existen múltiples tipos de tratamientos con drogas antiarrítmicas pero, en muchos casos, al ser inefectivas y no curativas, es necesario recurrir a soluciones intervencionistas. “El tratamiento curativo consiste en evitar que los impulsos eléctricos lleguen a la aurícula, aislando eléctricamente con aplicaciones de temperatura por radiofrecuencia las venas pulmonares que los disparan. Es la técnica comprobada más eficaz, con baja morbimortalidad”, expresó Barja.

El tratamiento se realiza gracias a un novedoso sistema de navegación tridimensional que permite ver las cavidades cardíacas y dónde empiezan los estímulos eléctricos. “Localizamos el foco de inicio de la arritmia y ubicamos los catéteres con precisión sobre una anatomía real. Si no existiera esta tecnología estaríamos a ciegas y utilizando en forma desproporcionada rayos X para intentar ver adónde estamos”, añade el experto en electrofisiología.

Tras la intervención, el paciente recupera el ritmo normal del corazón y al cabo de unos meses no necesita medicación antiarrítmica ni ninguna forma de tratamiento a largo plazo. En el Austral se realizan rutinariamente estos procedimientos, pero ahora cuenta con esta Unidad especial para tratar la enfermedad de manera interdisciplinaria, de modo equiparable a centros de los Estados Unidos o de Europa.

Fuente: Hospital Universitario Austral