Por Pedro Robledo

El Chaqueño Palavecino presentó en Rosario "Mi cielo terrenal", su nuevo disco. El cantor oriundo del Chaco Salteño con su propuesta, no intenta ni pretende complejidades estilísticas. En ese sentido, trata de convencer de que lo suyo no es un recital ni un concierto, sino un momento compartido.

Fiel a su estilo, a los 52 años, el cantor popular de Rancho Ñato (Chaco Salteño), se encuentra atravesando un presente artístico de indudable ubicación de privilegio.

La escenografía montada en el Teatro El Círculo es modesta, sencilla, austera,solo muestra una imagen de fondo con una pintura de un patio del Chaco salteño.

El numeroso soporte musical incluye tres violines, cinco guitarras, bajo, bombo y bandoneón y por momentos suena como una gran orquesta nativa con un sonido que comenzó a ajustarse recién después del tercer tema.

El público, adulto en su mayoría, de todas las clases sociales, demostró el afecto por su ídolo durante todo el espectáculo, con gritos del público femenino incluidos.

En la primera parte, donde canta los temas de su nuevo disco, el público está atento pero sin demasiada euforia; es que aún no conoce mucho el repertorio de "Mi cielo terrenal", el nuevo trabajo discográfico que Palavecino vino a presentar en esta ocasión.

Si bien los teatros también forman parte de sus recorridos, no es este el escenario natural, cuesta ubicarlo en ámbitos formales y académicos como el de El Círculo.

En el grupo de músicos hay algunas novedades: el regreso de Pascual Toledo, su bombisto desde los comienzos, ya recuperado de dos ACV que lo alejaron transitoriamente de los escenarios. Y un cambio, también temporario: el bajista y arreglador Claudio Pacheco ausente por problemas familiares.

En cuanto a las letras, el repertorio hace transitar al espectador por todos los estados de ánimo. De la triste historia de "La villerita" (Guarany), pasa por el dulce "Amorcito" y llega al festivo "A la orillita del río".

Dos temas de Rufino Conde, creador de Puerto Gaboto, son enlazados para una especial dedicatoria a una seguidora de Bigand que ya no está entre sus fieles seguidoras.

Cuando reduce el vértigo, aparece lo mejor, incluso suavizando el tono del discurso a la hora de compartir anécdotas de su infancia en su lugar de origen.

Uno de los invitados de la noche, es Thito Amante, ingeniero y acordeonista de Bigand, quien puso su instrumento en todos los temas litoraleños del nuevo disco. Con él canta "El forastero" (chamamé lento) y luego le cede generosamente un espacio para que Thito ejecute dos chamamés más, en un estilo bien maceta que despierta nuevas ovaciones.

Otra invitada de nuestra región es Joanna Ricca, cantante de San Jenaro, de 21 años. Con los músicos del Chaqueño improvisa "La chicharra cantora" y luego el dúo intenta una versión de "Cinco sentidos".

En clara muestra de generosidad, muestra la Revista La Higuera, producto de un emprendimiento solidario, y aprovecha la ocasión para contar algo de sus tareas benefactoras en el Chaco Salteño, labor que desarrolla a través de su Fundación.

En una pausa, pregunta por amigos rosarinos. Algunos de ellos están, otros no han venido.

Entre los presentes y mencionados, está Gonzalo Belloso, el mánager de Rosario Central, junto a su esposa y su bebé en un palco, desde donde canta todos los temas. El Chaqueño lo saluda desde el escenario y les recuerda a todos el paso del plantel canalla por Salta durante una pre-temporada, ocasión en la cual los jugadores y el cuerpo técnico de César Menotti visitaron su casa.

Y sigue preguntando si están los amigos rosarinos en la sala, siempre relacionados con el deporte. Consulta por Salvador Ragusa, por el Indio Solari, ninguno presente esta noche.

Un momento tenso fue cuando se refirió a "Soy dueño", canción que tiene su pluma y que, en su momento significó una respuesta a las acusaciones que se le hicieran de apropiarse de tierras aborígenes.

El tema tiene una copla final que dice "Soy dueño de mi destino porque es el que yo elegí. De todo lo demás por mas que quisiera yo, no tengo el honor amigo, de ser el poseedor.De todo lo de otro digo, ni amo ni dueño soy".

Habiendo cumplido con los invitados, llegaron los esperados momentos románticos del repertorio, para luego dar paso al también muy ansiado set bailable.

En el final, El Chaqueño realiza las concesiones de rutina de todas sus presentaciones y culmina, ya con el auditorio de pie, con los clásicos "Amor salvaje", "La ley y la trampa" y "Luna de tartagal".