El grupo yihadista Estado Islámico (EI) asumió este martes la autoría de la serie de atentados suicidas perpetrados en Sri Lanka contra iglesias y hoteles de lujo que causaron 321 muertes y lastimaron a 375 personas.

"Los ejecutores del ataque que tuvo como objetivo los ciudadanos de los países de la coalición y cristianos antes de ayer son combatientes del Estado Islámico", dijo en un comunicado una fuente de seguridad a la agencia Amaq, afín a los yihadistas, cuya autenticidad no pudo ser verificada.

En tanto, según informó EFE, el gobierno de Sri Lanka baraja que los atentados del domingo de Resurrección en iglesias y hoteles del país pudieron ser una reacción a la matanza de Christchurch, en Nueva Zelanda, donde un supremacista blanco mató a 50 personas en dos mezquitas.

"Hemos recibido información de que este ataque fue en represalia a Christchurch en Nueva Zelanda. Lo estamos investigando", reveló en una intervención en el Parlamento isleño el viceministro de Defensa, Ruwan Wijewardene.

Los ataques en Christchurch ocurrieron el pasado 15 de marzo, cuando el supremacista blanco Brenton Tarrant, un australiano de 28 años, irrumpió con un arma semiautomática en dos mezquitas de la localidad y causó 50 muertos y otros tantos heridos.

En la serie de atentados del domingo de Resurrección en Sri Lanka, la cifra de muertos asciende ya a 321, mientras que el número de heridos se sitúa en 521, de los cuales 375 continúan ingresados, precisó Wijewardene durante la sesión de emergencia del Parlamento.

"Hubo fallos de seguridad y habrá investigaciones", manifestó el viceministro, un reconocimiento que se ha repetido entre los miembros del Gobierno isleño, sobre todo desde que se conoció que las fuerzas de seguridad habían recibido información a principios de mes de posibles ataques a iglesias y destinos turísticos.

La cadena de ataques ocurridos el domingo 21 de abril en Sri Lanka comenzó con seis explosiones casi simultáneas en tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.

Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo.

Las autoridades locales vincularon las dos últimas explosiones, en las que murieron cinco personas, entre ellas tres policías, con el intento de huida de varios terroristas.

La mayoría de los ataques los perpetraron atacantes suicidas, que el gobierno de Sri Lanka relacionó con el poco conocido grupo terrorista local de tintes islamistas National Thowheeth Jamath (NTJ).

El viceministro de Defensa confirmó este martes oficialmente en el Parlamento que el NTJ está detrás del atentado y reveló que la organización islamista "tiene vínculos cercanos con JMI", Jammiyathul Millathu Ibrahim, otro grupo local.

"Tenemos que tomar medidas para prohibir grupos extremistas como este. Además, tenemos que llevar a los miembros de esta organización ante la justicia", sentenció Wijewardene.

Poco después de las declaraciones del viceministro, el grupo yihadista Estado Islámico reivindicó la autoría de los atentados, lo que podría fortalecer la teoría gubernamental que sostenía que los terroristas locales recibieron apoyo del exterior.

"Los ejecutores del ataque que tuvo como objetivo los ciudadanos de los países de la coalición y cristianos antes de ayer son combatientes del Estado Islámico", expresó en un comunicado una fuente de seguridad a la agencia Amaq, afín al EI.

Hasta el momento, según los últimos datos facilitados a Efe este martes por el portavoz de la Policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara, hay 40 arrestados por su supuesta conexión con los atentados.

Además el portavoz policial ha solicitado a la población, en un comunicado, "mantenerse en alerta máxima", ya que sospechan que podría haber "un camión y una furgoneta cargados de explosivos".