El gobierno británico rebajó un grado el nivel de alerta por amenaza terrorista, y de crítico, que es el máximo, pasó a grave. Al tiempo, se empezó a suavizar un tanto los estrictos controles de seguridad en los aeropuertos, lo que debería permitir un mejor funcionamiento de los mismos. No obstante, el ministro del Interior, John Reid, dijo que la amenaza del atentado es todavía “muy seria”.

 

El país estaba en su máximo nivel de alerta después de que la policía desmanteló una red que planeaba hacer explotar varios aviones transoceánicos en pleno vuelo. En dicha operación, los servicios secretos creen haber detenido al líder de Al Qaeda en el Reino Unido.

 

En un comunicado, el ministerio del Interior explicó que el Centro Conjunto de Análisis y Terrorismo, encargado de evaluar la situación, recomendó rebajar el nivel de alerta al considerar que un atentado ya no es inminente, aunque sigue siendo muy probable. Así, el nivel de alerta pasó del grado máximo,  conocido como crítico, que implica un ataque inminente, a grave, que indica un atentado altamente probable.

 

No obstante, Reid advirtió que la amenaza de atentados es todavía muy seria. "El público debe saber que puede haber otras personas por ahí sueltas que planeen un atentado contra el Reino Unido", dijo el ministro en una rueda de prensa. Para poder determinar si sigue habiendo riesgo de atentado, la policía interroga a 23 personas en relación con el complot terrorista descubierto el jueves.

 

Por otra parte, al rebajarse el nivel de alerta, también se levantó hoy la prohibición de que los pasajeros suban equipaje de mano a bordo de los aviones, si bien se mantendrán otras medidas de seguridad, como los registros de esos bultos y la prohibición de acceder a bordo con líquidos –salvo medicamentos con receta y leche materna–.

 

No obstante, la autoridad aeroportuaria británica  recomienda a los pasajeros que acudan aún a los aeródromos con sus utensilios básicos depositados en bolsas transparentes.

 

El relajamiento de las medidas de seguridad permitirá que las compañías puedan actualizar sus servicios, signados por numerosos retrasos y cancelaciones que provocaron el caos en los aeropuertos británicos y afectaron en distintos grados al resto de las terminales europeas.