Fernanda Blasco

Difícil tarea la de ofrecer un cierre de calidad para la trilogía después de las excepcionales Batman comienza y El caballero de la noche. Pero Christopher Nolan lo logra otra vez. El caballero de la noche asciende, último eslabón de la saga que el realizador dedica al héroe enmascarado, es el merecido broche de oro. No es una superproducción más, por muchos motivos está destinada a convertirse probablemente en la superproducción de año.

Mantener la calidad de las anteriores era algo ya de por sí difícil, pero el film lo logra, incluso cuando es mucho más ambicioso que sus predecesores. La oscura trama, que combina intriga y acción, se basa en una premisa apocalíptica que dosifica adrenalina en dosis justas y ubica al espectador al borde de su asiento. El elenco, integrado por talentosos de Hollywood con Christian Bale a la cabeza, se repite. De yapa, memorables postales de destrucción y terror. Un film taquillero por donde se lo mire.

Ya desde la apertura queda claro que Nolan no se anda con chiquitas. Se propone una increíble escena de acrobacia aérea que deja a todos con la boca abierta. Con esa excusa, se retoman algunas puntas de la trama que quedaron picando tras los films previos de la trilogía. Si bien de arranque tanto personaje y tanta historia junta pueden confundir, pronto la cuestión se vuelve más simple: se sabe que el bueno es Batman, hay nuevos malos pero los amigos de siempre están allí. Dato no menor que agradecerán quienes ya olvidaron los films previos o incluso los osados que se atreven a esta tercera parte sin haber mirado las primeras dos.

Ciudad Gótica está espléndida: todos sus criminales tras las rejas gracias a la llamada ley Dent, personaje que la población recuerda como un héroe pero en realidad era un villano. Personaje que murió a manos de Batman en el segundo capítulo de esta saga. El enmascarado hace ya ocho años que está ausente de la escena y también su alter ego Bruce Wayne, quien vive como un ermitaño. 

El millonario decidió colgar la capa y la máscara, pero se verá obligado a desempolvar el Batimóvil (en realidad, otros "chiches" como una moto y un artefacto volador, que sin duda harán furor como merchandising). Es que aparece en escena el malvado Bane (Tom Hardy), cuyo rostro se ve a medias porque una máscara cubre la parte de la nariz y la boca. Este maléfico ser, quien alguna vez fue entrenado por el mismo mentor de Bruce Wayne (al que se conoció en el debut de esta trilogía), hoy lidera un ejército subterráneo. Su plan: destruir a Ciudad Gótica, aunque él asegura que sólo quiere salvarla.

No es el único malvado: también está Gatúbela, amante de hombres ricos a quienes roba joyas. Este sexy personaje interpretado por Anne Hathaway, sin embargo, se mueve entre grises. No es lo suficientemente mala, tampoco es buena. Mantiene un juego de seducción con Batman pero a la vez colabora con los villanos.

Interesantes cada cual por diferentes motivos, ninguno de estos dos enemigos logra sin embargo dar con la talla del Guasón de Heath Ledger, quien en la segunda entrega incluso le robó protagonismo a Batman.

Entre los amigos del caballero de la noche siguen estando el mayordomo Alfred interpretado por el genial Michael Caine, el comisario de Ciudad Gótica Gary Oldman y el director de las empresas Wayne (genio detrás de las máquinas y artefactos de Batman) Morgan Freeman. Como novedad, al bando de los buenos se suma Joseph Gordon-Levitt como un joven policía, huérfano como Wanye. Ademas de Marion Cotillard como interés romántico del millonario.

Sin embargo, quien más ayuda a Wayne por extraño que suene es Bane. Sí, el malvado. Porque lo obliga a renacer de sus cenizas. Más de una vez. Las piezas del rompecabezas van cayendo lentamente. El film logra develar el secreto sobre la historia de Bane, lo que permite conocer mejor a Batman. Los más ambiciosos hasta podrían decir que se comprende mejor la trilogía.

Batman el caballero de la noche asciende es un film no apto para sensibles, con sangrientas y violentas escenas de acción. Imposible contar la cantidad de disparos y bombas, aunque también hay luchas cuerpo a cuerpo y torturas. Y hasta, por qué no, duelos verbales. Las muertes son abundantes y las persecuciones electrizantes.

Nolan logra crear, como ha hecho en múltiples películas previas y con el talento que ya lo consagró, uno mundo oscuro en el que el espectador queda inmerso durante casi tres horas. Duración que podría considerarse excesiva, pero común en las producciones del realizador. Dato a favor: el tiempo solo se siente en un leve entumecimiento de las piernas. De otra manera, uno podría seguir viendo Batman. De hecho, el final invita al espectador a quedarse sentado en su butaca y lo deja queriendo más. Y los fans pueden estar tranquilos. Aunque se promocione que "la leyenda termina", no es tan así. Queda claro que hay mucha tela para cortar.