No se está quieto este cielo de martes. Las nubes se cruzan dándole cientos de rostros, más o menos grises. Sin pronóstico de lluvia, el termómetro levantó la apuesta.

El amanecer tiene olor y sonido de verano. El aire espeso de la tarde de ayer se concentra en las habitaciones complicando el sueño de los calurosos. Muy pocos no transpirarán la camiseta.

El Servicio Meteorológico Nacional descarta tormentas para hoy pero anuncia la presencia constante de nubes, movidas por vientos del norte. La tarde viene igual.

Las temperaturas mínima y máxima son de otra época: 20 y 31. Como si el otoño no hubiera empezado.