El dueño del colectivo en el que viajaban ocho rosarinos que fallecieron en el accidente del lunes a la madrugada en Reconquista admitió que el coche –que fue comprado a la empresa Almirante Borwn y por eso tenía el rótulo de esa firma– no tenía habilitación, aunque aseguró que circulaba con un amparo de la Justicia federal.

 

Carlos Acosta, del grupo AG, aseguró además que la gente que contrataba el colectivo sabía de esa situación.

 

Según Acosta, fueron varias las empresas que presentaron el amparo para que la Justicia federal habilitara coches como el accidentado, modelo 93, que la Comisión Nacional de Regulación del Transporte “permite usar a los monopolios”, pero no a las pequeñas firmas de turismo.

 

Según Acosta, que habló con Radio 2, el colectivo tenía la revisión técnica al día, estaba en perfectas condiciones y el accidente fue producto de la fatalidad.