En un estudio que se publica en la revista ´Journal of Heart Failure´, investigadores holandeses de la Universidad de Wageningen destacan que una de cada cuatro personas desarrollará fallos cardiacos a los 40 años.

El estudio comenzó en 1990 y en él participaron hombres y mujeres de 55 años que vivían en un suburbio de Rotterdam. Los resultados no mostraron diferencias en el riesgo de desarrollar fallo cardiaco entre aquellos que comían pescado y los que no.

En el análisis participaron 5.299 individuos con una edad media de 67,5 años que no habían sufrido fallo cardiaco y de los que existían datos de su dieta. Durante 11,4 años de seguimiento, 669 personas desarrollaron fallo cardiaco. Su dieta habitual había sido evaluada mediante una lista de autocomprobación y durante la entrevista con un experto.

Los resultados mostraron que el consumo de pescado en la dieta no estaba asociado de forma significativa con la incidencia del fallo cardiaco. Este riesgo se midió según cinco niveles de consumo de pescado reflejado en el consumo de ácido ecoisapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenóico (DHA), dos ácidos grasos que han mostrado ejercer algunos beneficios cardiovasculares a través de mecanismos anti-inflamatorios, efectos anti-arrítmicos y una reducción de los triglicéridos en suero, presión sanguínea y tasa cardiaca.

Según apunta Marianne Geleinjse, responsable del estudio, "muchas autoridades sanitarias recomiendan dos raciones semanales de pescado, en particular pescado graso como el salmón, la caballa y el arenque para la prevención de la enfermedad cardiovascular. Según nuestros datos no cambiaríamos este consejo, incluso aunque el consumo de pescado no se asoció con el desarrollo de fallo cardiaco en nuestro grupo de estudio".

La investigadora añade que además de estos ácidos grasos, el pescado también contiene otros componentes saludables como vitamina D y el selenio. "El pescado es una buena fuente de proteínas y es más saludable que, por ejemplo, la carne roja", insiste Geleijnse.

Según concluyen los autores, este es sólo el segundo estudio que examina la relación entre estos dos ácidos grasos y el riesgo de fallo cardiaco; el primero, en 12 años de seguimiento entre adultos mayores sí descubrió que el consumo de atún u otros pescados asados o cocidos, pero no fritos, se asociaba con una menor incidencia de fallo cardiaco.

Fuente: Diario Salud