Está más que claro que consumir alcohol en exceso es muy perjudicial para la salud. Pero se creía que una ingesta moderada, por el contrario, podía ser beneficiosa ya que protegería el sistema circulatorio. Sin embargo parece que eso no es tan así, porque si bien reduce el riesgo de desarrollo de algunas enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca, no ocurre lo mismo con otras como el ictus hemorrágico.

“Nuestro estudio sugiere que hay que matizar nuestro enfoque sobre el papel del alcohol en la prevención de este grupo de enfermedades”, sugiere Steve Bell, director de una reciente investigación sobre el tema en la Universidad de Cambridge. La misma fue publicada por la revista especializada “The BMJ” y reproducida por el portal ABC Salud.

El mito dice que el consumo moderado de alcohol, esto es, la ingesta máxima unos 14 vasos de vino tinto o 14 cervezas de tamaño mediano por semana se asocia con un menor riesgo de desarrollo de enfermedades cardiovasculares que la abstinencia o el abuso del alcohol.

Para responder si esto es o no cierto, los autores evaluaron el efecto del consumo de alcohol sobre el riesgo de aparición de 12 enfermedades o episodios cardiovasculares: angina crónica estable, angina inestable, infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardiaca, paro cardiaco –o ‘episodio de muerte súbita’–, ictus isquémico transitorio, ictus isquémico, ictus hemorrágico, enfermedad arterial periférica, aneurisma aórtico abdominal, y muerte inesperada por causa cardiovascular.

Para ello, analizaron los historiales médicos de casi dos millones de mujeres y varones británicos mayores de 30 años que no padecían ninguna enfermedad cardiovascular en el momento de su inclusión en el estudio. Fueron separados según bebieran o no alcohol y se les hizo un seguimiento durante seis años.

En ese período se diagnosticaron un total 114.859 nuevos casos de enfermedad cardiovascular. Según los resultados, y comparado frente a la ingesta nula o abstinencia, el consumo moderado de alcohol se asoció con un menor riesgo de presentación en un primer examen rutinario de angina inestable, infarto de miocardio, muerte por causa cardiovascular, insuficiencia cardiaca, ictus isquémico o enfermedad arterial periférica.

Pero este beneficio no se registró en el resto de episodios o enfermedades cardiovasculares. Entonces, ¿es o no recomendable consumir alcohol de forma moderada? “No resultaría demasiado inteligente alentar a la población a que beba para bajar su riesgo cardiovascular en detrimento de otras intervenciones más eficaces y seguras como serían aumentar la actividad física y dejar el tabaco”, respondió Bell.