Un estudio reciente demuestra que consumir alimentos que contienen fibra puede tener un gran impacto en la reducción del tamaño de la cintura en adolescentes y jóvenes y previene los riesgos de diabetes y enfermedades cardíacas ocasionados por la acumulación de grasa acumulada en el adbomen.


El estudio, realizado en Escuela de Medicina de Keck, en Los Angeles, Estados Unidos, analizó a adolescentes latinos que aumentaron el consumo de fibra durante dos años y lograron disminuir significativamente la cantidad de grasa alrededor de la cintura, mientras que en los jóvenes que comieron menos fibra creció el tamaño abdominal. El equipo estaba estudiando la grasa abdominal, que es la más peligrosa porque aumenta el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedad cardíaca.

Los autores les pidieron a 85 varones y mujeres de entre 11 y 17 años con sobrepeso que respondieran un cuestionario inicial y dos años después sobre hábitos alimentarios. A esa edad, dijo Davis, la dieta de algunos tiende a empeorar.

El consumo de fibra bajó unos 3 gramos por cada 1.000 calorías consumidas en 46 participantes y creció en la misma proporción en otros 35.

La grasa abdominal aumentó un 21 por ciento en los que comieron menos fibra, pero disminuyó un 4 por ciento en los que elevaron su consumo. Los resultados fueron publicados en American Journal of Clinical Nutrition.

"Hasta una leve reducción de la fibra alimentaria tiene un efecto metabólico muy significativo", señaló Davis. El consumo de fibra recomendado para los jóvenes es de 14 gramos por cada 1.000 calorías consumidas o unos 25-30 gramos por día.

A partir de esos resultados, indicó Davis, aumentar 6 gramos diarios de fibra (la mitad de una taza de porotos o una tortilla de trigo integral) modificaría tremendamente el tamaño de la cintura de los jóvenes. "Es un objetivo posible para los niños", dijo.

Las personas de cualquier edad que quieren mejorar el consumo de fibra tienen que leer con cuidado las etiquetas de los alimentos.

"Que diga ´trigo integral´ o ´multigrano´ no significa que sea una buena fuente de fibra. Las personas piensan que si es marrón, es trigo y es bueno, pero no es necesariamente así", explicó la autora.

En cambio, Davis recomendó a las personas que verifiquen la Información Nutricional de la etiqueta para saber cuántos gramos de fibra contiene ese alimento por porción.

La investigadora no aseguró que los resultados puedan aplicarse a jóvenes con otros orígenes étnicos porque los latinos serían más propensos que los blancos y los negros a acumular grasa en la zona abdominal.

"El aumento del consumo de fibra tendría efectos positivos en todas las culturas, pero distintos", concluyó Davis.

FUENTE: Inversor Salud