Los múltiples y resonantes hechos de inseguridad que ocurrieron en Rosario en las últimos días puso al control de la Policía en el centro del debate político. Mientras que el gobernador Antonio Bonfatti reconoció este lunes que existe “resistencia” dentro de la fuerza a los diferentes cambios que viene impulsando su gestión, el referente del kirchnerismo provincial y diputado nacional Agustín Rossi cuestionó a la gestión socialista: "Si el poder político no conduce a las fuerzas de seguridad, la tendencia natural de la Policía es al autogobierno”.

"En los cuatro años de Binner, el gobierno provincial estuvo más preocupado por bajar la repercusión en los medios de los hechos de inseguridad que por intentar seriamente abordar la problemática con políticas concretas”, dijo el jefe de bloque de los legisladores oficialistas.

Según Rossi, el avance de la violencia en las calles se debe a la inacción de la provincia en la materia. “Cuando el Estado desaparece en materia de seguridad, los ciudadanos quedan indefensos ante las bandas delictivas que disputan el control del territorio. Sin participación ciudadana y sin mesas barriales que ayuden a definir el mapa del delito, las tareas de prevención del delito queda enteramente en manos de la Policía. Si los nuevos policías que se incorporan van a desplazarse en el territorio de acuerdo a las estrategias trazadas entre cuatro paredes por una conducción policial que ha mostrado su ineficiencia, parece difícil que haya cambios concretos y perceptibles para los ciudadanos”, agregó.

Sin hacerlo explícito, el legislador K se refirió a cortar de raíz la corrupción registrada en distintos ámbitos policiales que, de no modificarse, contamina a los nuevos policías. Como ocurre en operativos irregulares en donde jóvenes agentes participan en el pedido de coimas a automovislitas. Eso sucedió por ejemplo a la vuelta del shopping Alto Rosario (pasó el martes pasado a la medianoche y el sábado también) con un patrullero patente JWZ 212 y dos policías, uno de ellos muy joven, que pedían "para un café" a los automovislistas que contaban con irregularidades en documentación, según denunciaron víctimas y pudo comprobar Rosario3.com.

Por eso la respuesta de más uniformados pero sin cambios estructurales parece no atacar el trasfondo del dilema. El gobierno provincial lo sabe y tanto Bonfatti como el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, aseguraron que profundizarán los cambios y buscarán “coordinar esfuerzos” con fuerzas federales para atacar la inseguridad. 

“Siempre hay resistencia al cambio cuando uno propone a algo nuevo, pero vamos a seguir insistiendo con nuestra propuesta”, dijo Bonfatti durante la ceremonia de egreso de 330 nuevos oficiales.

Participación ciudadana

Rossi analizó el rol de la ciudadanía y la necesidad de sumarlos al diseño de las políticas de seguridad. “La indignación ciudadana que pide cambios en las políticas de seguridad puede convertirse en una energía social positiva si se le brinda espacios genuinos de participación. El gobierno provincial todavía no se ha decidido por convertir a los ciudadanos en verdaderos actores protagónicos en el diseño de las políticas de prevención del delito”, afirmó el diputado.

“Hay que involucrar más activamente a los intendentes en el desarrollo de las políticas de seguridad en el territorio. Tenemos que salir del esquema de policía única y pasar a policías múltiples que puedan descentralizar operativamente la presencia en el territorio bajo una clara conducción política del Ministerio de Seguridad”.

Pactos

Por su parte, el diputado bonaerense Marcelo Sain, quien participó junto a Rossi de una charla sobre el tema, manifestó: “Sin un claro compromiso del poder político y sin participación ciudadana no hay política de prevención y abordaje de la criminalidad posible. Aun en gobiernos provinciales supuestamente progresistas, ha predominado una tendencia a "pactar" con las fuerzas de seguridad para delegarles el control del delito a cambio de elevados niveles de autonomía policial”.

El legislador bonaerense, especialista en seguridad aseveró: “Hay una reconfiguración de la trama delictiva. Tenemos que poner la mirada sobre la proliferación de mercados ilegales que compran y venden cualquier cosa. Es una ingenuidad pensar que los mercados de consumo de bienes y servicios ilegales se abastecen de clientes de zonas marginales. Por el contrario, estos mercados ilegales están traccionados por la demanda de sectores sociales medios y altos que crecieron con la bonanza económica”.

“Estos mercados ilegales son prácticamente invisibles para el común de la gente pero todo el mundo los conoce en los barrios de las ciudades. Las fuerzas policiales regulan el accionar de estos mercados ilegales para hacerlos tolerables social y políticamente. Pero estos acuerdos "por abajo" suelen romperse por internas policiales y reconfiguración de los actores delictivos preponderantes en el territorio. Los últimos meses en Rosario hay que analizarlos desde esta perspectiva”, analizó Sain.