“Son muy cariñosos” afirma sin dudar la profesora de chino a la hora de destacar una característica de los argentinos. Inn Iee Liao, más conocida por su sobrenombre Shainna (pequeña Inn), enseña el idioma y la cultura oriental desde hace 18 años.

Nació en Taiwán y llegó al país a los 9 años junto a su familia. Su padre economista había planificado dedicarse a la importación de artículos electrónicos, pero eran los comienzos de los 80 y las políticas nacionales impidieron que se concrete ese negocio. Entonces, junto a un socio, abrió un restaurante en San Lorenzo al 1500.

Ella y sus tres hermanos menores hicieron la primaria en la Escuela Sarmiento, la institución pública de la zona en la que vivían. Empezó en cuarto grado y a la par hacía primero porque no sabía nada de español. En Taiwán debía estudiar dos idiomas extranjeros pero ella había elegido japonés y holandés. “Lo que más recuerdo de mi país es que estudiaba muchísimo”, dice a través del sitio de la UNR.

Aprendió castellano con gran ayuda de sus compañeros, su maestra y la vicedirectora de la escuela quienes le tuvieron paciencia y le hablaban permanentemente para que practicara. “A mis hermanos menores les salía pronunciar la letra erre y a mí no, por eso me daba vergüenza y no hablaba nada”, recuerda.

Dos cosas le llamaron mucho la atención de la vida escolar argentina, el uso del delantal blanco y la dinámica de las clases. Recuerda que en su país eran cincuenta por aula, todos muy derechos y “no volaba una mosca”.

Como una forma de mantener las raíces, sus padres iban al barrio chino de Buenos Aires y compraban películas en ese idioma para ver en familia e intercambiaban libros con los tripulantes que llegaban al puerto desde Oriente. Además, habían traído toda la bibliografía escolar que se usaba en Taiwán. “En la casa hablábamos cotidianamente en chino aunque entre hermanos, cuando no queríamos que mi madre supiera algo, nos comunicábamos en español ya que ella no lo entendía”, bromea.

“Cuando mi hermano menor iba a preescolar le preguntó a nuestra madre por qué no nos quería, ya que todas recibían a sus hijos con un beso a la salida de la escuela menos ella. Es que en Taiwán no era costumbre besar, el amor se expresaba de otra manera”, cuenta Shainna y aclara que su madre tuvo que ir incorporando esos cambios para convivir en esta cultura.

La secundaria la hizo en el colegio Madre Cabrini igual que su hermana y los varones fueron al Instituto Politécnico. Uno de ellos representó a Argentina en las Olimpíadas de Matemática, luego estudió en el Instituto Balseiro y hoy es Profesor en Estados Unidos.

Al viaje de quinto año casi no va porque sus padres no la autorizaban, dado que no era algo habitual en las escuelas de Taiwán, pero sus propias compañeras se encargaron de convencerlos y finalmente pudo hacerlo. Luego, cursó Ciencias Económicas en la UNR, regresó varias veces a China para estudiar y finalmente obtuvo el título de profesora de su idioma nativo.

Sus padres habían previsto que se case con un profesional chino que trabajaba en Estados Unidos e incluso programaron un viaje para que se encuentren pero ese no era su deseo. Shainna ya estaba de novia con un argentino que actualmente es su esposo y con él tiene dos hijos: Valentino de 7 años y Martino, recién nacido. Considera fundamental que sus hijos aprendan el idioma, por lo que les habla para que lo vayan incorporando naturalmente.

“Actualmente aprovecho lo mejor de las dos culturas de acuerdo al momento. Cuando tengo tiempo, hago comida china y cuando no, milanesas con papas fritas”, afirma y cuenta que su anhelo es hacer un viaje con toda la familia. “Nuestra cultura valora volver a la ciudad natal.”

Pionera en la enseñanza de chino

La UNR fue la primera Universidad Pública del país que comenzó a enseñar el idioma oficial de China en el año 2000. Tres años después lo incorporó la Universidad Nacional del Litoral en la que Shainna también da clases.

Según comenta la profesora, la composición del alumnado fue cambiando. En los comienzos, eran en su mayoría gente mayor interesada en conocer la cultura general. Actualmente hay muchos jóvenes universitarios que lo estudian por razones laborales y para engrosar su curriculum.

Los Cursos de Lenguas Extranjeras para la Comunidad ofrecen un plan de seis años para aprender este idioma aunque reconocen que en ese lapso “es imposible hablar chino como un nativo”. En general, al principio lo que más interesa a los estudiantes son los caracteres y lo que más cuesta es la pronunciación dado que una misma sílaba, según su entonación, puede tener cinco significados diferentes. Por ejemplo “ma” tiene distintos acentos y cada uno puede expresar madre, cáñamo, caballo, insultar o preguntar.

“Se aprende haciendo todas las tareas además de asistir a clases, practicar y escribir”, recomienda Shainna y se pregunta: ¿Cuántos papeles gasta un niño chino durante su primaria y secundaria para adquirir todos los caracteres de este idioma pictográfico? Por esa razón, en sus clases se premia al que estudia.

Los alumnos vienen teniendo una destaca participación en el Concurso Universitario Mundial de Puente Chino, que organiza todos los años la Embajada China en Argentina. Esta convocatoria busca ofrecer a estudiantes de todo el mundo una oportunidad de demostrar su habilidad y una plataforma para el aprendizaje e intercambio, con el propósito de estimular su entusiasmo e interés por aprender el chino y mejorar su comprensión del idioma y la cultura.

Cabe destacar que el gobierno chino otorga anualmente 25 becas a Argentina de las cuales 6 fueron obtenidas por alumnos del CLEC para el período 2018-2019, lo que constituye un orgullo para la UNR.