Un estudio estadounidense indica que el 11% de las embarazadas sufre depresión durante el período prenatal, trastorno que puede llegar a incrementarse tras el parto. Los especialistas señalan que este trastorno puede paliarse con un remedio sano y eficaz, el ejercicio moderado durante todas las etapas del embarazo.

El desarrollo de los síntomas depresivos constituye un factor de riesgo para futuros embarazos, en los que el trastorno puede ser más grave y duradero.

La doctora Danielle Symons Downs, de la Universidad del estado de Pensilvania (EEUU), asegura que sufrir ansiedad, angustia y decaimiento durante el embarazo está íntimamente relacionado con la no conformidad de las mujeres con los cambios físicos experimentados en su cuerpo. Los complejos influyen negativamente en la autoestima de la madre, tanto antes como después de dar a luz.

El estrés y el decaimiento raras veces pueden ser tratados con agentes farmacológicos y acarrean consecuencias futuras tanto para el niño como para la madre.

Downs afirma que desde hace años se recomienda practicar ejercicio durante el embarazo "para reducir riesgos tales como la diabetes gestacional, la preeclampsia o el aumento de peso indiscriminado, pero sorprendentemente hay escasas evidencias empíricas que demuestren este tópico".

Sin embargo, el equipo investigador sí ha encontrado evidencias que demuestran que el deporte moderado mejora las capacidades y la situación física de las premamás, lo que amortigua el impacto que sufren al mirarse al espejo mes a mes. Unos 120 minutos a la semana de actividades físicas controladas y poco agresivas bastan para que las embarazadas se mantengan en forma y cuiden su línea.

Para la autora, la carencia de actividades físicas durante la gestación se ha convertido casi en una "epidemia, ya que el 70% de las mujeres embarazadas son inactivas, manteniendo esa tendencia en la etapa postparto".

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de Quinesiología de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU), estudió el caso de 230 embarazadas, a las que siguieron durante los tres trimestres de la gestación y los primeros meses después de dar a luz. Las ´premamás´ fueron clasificadas según sus síntomas depresivos (contabilizados en una escala de 1 a 5), su grado de satisfacción con su físico (obtenido mediante encuestas) y el tiempo de ejercicio que realizaban semanalmente.

Los datos reflejaron que las mujeres con mayores síntomas de depresión coincidían con las tasas de actividad física más bajas. En el primer trimestre los signos de angustia existían en el 38% de las mujeres de la muestra, pero se redujeron con la realización de ejercicios prenatales de grupo en la siguiente etapa, en la que eran un 45% menores.

La autora señala que el periodo previo a la concepción puede ser ideal para incrementar los niveles de actividad física de las mujeres que desean tener hijos, para así poder amortiguar el impacto psicológico y físico que supone el periodo gestacional. "Si las mujeres pueden incrementar sus niveles de ejercicio y mejorar su aspecto físico antes de quedarse embarazadas, podrían mantener una fortaleza mental que les ayudaría a hacerlo más llevadero", comenta la doctora Downs.

El estudio recomienda desarrollar más programas de salud física para las mujeres embarazadas, que las asesoren acerca del nivel de ejercicio recomendado y las capacidades físicas implicadas en cada actividad.

Fuente: El mundo