El riesgo de desarrollar falla cardiaca a los cuarenta años es aproximadamente de 1/5 en la población general. Sin embargo, aún no se conoce claramente la asociación entre los factores modificables del estilo de vida y el tiempo restante para desarrollar insuficiencia cardiaca.

Luego de desarrollar insuficiencia cardiaca, la mortalidad aumenta entre el 20% y el 50%. Muchos casos de insuficiencia cardiaca están precedidos por enfermedad coronaria e hipertensión arterial, lo que sugiere que estos factores influyen en su desarrollo.

El concepto de riesgo de vida en salud pública es importante y se define como la incidencia acumulativa ajustada por la mortalidad, o el riesgo de desarrollar una enfermedad en el tiempo restante de vida antes de que la enfermedad cause la muerte.

Muchos de los factores predisponentes son modificables, como mantener un peso adecuado, evitar el tabaquismo, realizar ejercicio regularmente y consumir una dieta saludable. Además, se ha demostrado su beneficio sobre los factores de riesgo coronario, incluyendo enfermedad de arterias coronarias, diabetes mellitus e hipertensión arterial.

Un estudio publicado en “The Journal of the American Medical Association” se realizó para evaluar la asociación entre los factores modificables del estilo de vida y el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca en una cohorte de hombres. Se incluyeron 22.071 hombres de una cohorte prospectiva del Physicians Health Study I (PHS I), los participantes eran médicos de aproximadamente 53,6 años, aparentemente sanos, a los que se les realizó seguimiento desde 1982 hasta el 2008.

Se excluyeron 1.145 hombres de los que se había perdido información sobre el estilo de vida y 26 con enfermedad coronaria. Se evaluaron seis factores del estilo de vida: peso corporal, tabaquismo, ejercicio, ingesta de alcohol, consumo de cereales en el desayuno, y consumo de frutas y vegetales. La variable en evaluación primaria fue el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca a lo largo del tiempo.

Durante el tiempo en que duró el PHS I se enviaban cuestionarios por correo electrónico cada seis meses durante el primer año, y luego anualmente, para obtener información sobre la adherencia a la intervención y el desarrollo de nuevos eventos, incluyendo insuficiencia cardiaca, posteriormente un cardiólogo y un médico clínico revisaban las respuestas y realizaban el diagnóstico de insuficiencia cardiaca ante la presencia de esta enfermedad antes de un accidente cerebrovascular o un infarto agudo de miocardio, evidencia de insuficiencia cardiaca congestiva por radiografía de tórax, ecocardiograma u otra técnica que mostraba el ventrículo izquierdo o signos y síntomas con tratamiento concomitante para insuficiencia cardiaca (uso de diuréticos, digoxina, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, antagonistas de los receptores de angiotensina y beta bloqueantes).

Durante el seguimiento de 22,4 años ocurrieron 1.200 nuevos casos de insuficiencia cardíaca (5,7%) y 4.999 muertes confirmadas (23,9%). Cuando se compararon los pacientes que no adherían a un estilo de vida saludable con los que se adherían a cuatro o más factores saludables, se observó que estos últimos tenían mayor sobrevida y una prevalencia menor de hipertensión arterial y diabetes.

El riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca los cuarenta años fue del 13,8 % y se mantuvo constante luego de los setenta años, a los ochenta el riesgo de insuficiencia cardiaca fue del 10,6%. También se confirmó que en los hombres hipertensos la incidencia aumenta entre el 2% y el 4%.

En aquellos con insuficiencia cardiaca sin antecedentes de infarto agudo de miocardio el riesgo fue aproximadamente entre el 1% y el 9%, de los cuarenta años hasta los sesenta y nueve del 11,5%, a los setenta del 10,9% y a los ochenta del 8,7%.

El peso adecuado, no haber fumado nunca, el ejercicio regular, el consumo de cereales en el desayuno y de frutas y verduras se asoció independientemente con la disminución del riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca en el tiempo, comparado con aquellos que tenían hábitos poco saludables.

En conclusión, en este estudio se encontró una relación inversa entre los factores de riesgo saludables y el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca. Es importante considerar que este ensayo solo incluyó hombres, médicos y la mayoría eran de raza blanca, lo que podría constituir un sesgo importante.

Fuente: Medicina Geriátrica