Para poder “arrancar el día”, quienes descansaron mal recurren a la cafeína. El problema surge cuando, al caer la noche, el efecto estimulante persiste y se repite el desvelo. Se calcula que cerca del 40% de la población mundial padece algún trastorno del sueño, según la Organización Mundial de la Salud.

Despertar después de haber dormido mal empuja a muchos a consumir distintos tipos de estimulantes para llegar al final del día, y se halló recientemente que esta misma tendencia alimenta un círculo vicioso: el efecto de estas sustancias perdura durante la noche y el desvelo regresa.

Una encuesta realizada por la Fundación Nacional del Sueño de los Estados Unidos demostró que el 47% de las personas con trastornos del sueño beben cafeína después de una noche en vela. Al final del día, entonces, el efecto persiste y provoca un nuevo retraso del descanso, cerrando el ciclo entre el insomnio y los hábitos nocivos.

El insomnio es un trastorno caracterizado por la alteración del ritmo, la duración y la calidad del sueño. Si bien a menudo se lo vincula con patologías como el sobrepeso, la obesidad o las enfermedades neurológicas, en la actualidad suele aparecer por el estrés y las preocupaciones.“Si tomamos el insomnio como una de las manifestaciones del estrés, las presiones laborales y los cambios de vida hablamos de un cuadro agudo o un ‘trastorno de fase del sueño’ que se desencadena por una situación general o puntual y que rompe la armonía y el equilibrio sueño-vigilia de la persona. El gran desafío es encontrar la relación”, detalló el Dr. Daniel Pérez Chada, jefe del Servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral.

Además de identificar la causa, el doctor Pérez Chada agregó que es necesario saber si la persona tiene insomnio de “iniciación” o de “conciliación”, es decir, si le cuesta dormirse a pesar de que se acuesta a horarios normales, o si el problema es que se despierta reiteradas veces a lo largo de la noche. Para este último caso, el experto recomienda retirarse de la habitación y elegir otro lugar de la casa en el cual se pueda realizar alguna actividad tranquila como leer o escuchar un poco de música, y retornar a la cama cuando se sienta somnoliento.

Cuando una persona está atravesando una situación traumática, preocupante o estresante es normal e incluso esperable que enfrente dificultades para dormir. Pero, a veces, el trastorno aparece por lo que los especialistas en sueño llaman “falta de higiene”: la adhesión a hábitos que favorecen el estado de alerta, como televisión o permanecer en la computadora hasta tarde.

“Algunas personas llegan al consultorio y dicen ‘Soy insomne. Creo que tiene que ver con que estoy con muchos problemas’, y luego cuando uno se pone a indagar se encuentra con que en realidad se acuestan a las dos de la mañana y se despiertan a las ocho para ir a trabajar. Entonces se supone que van a estar cansados. Lo mismo ocurre con los que tal vez duermen las ocho horas recomendadas pero lo hacen a horarios no habituales”, explicó el Dr. Daniel Pérez Chada, con el objetivo de abrir el abanico de las causas que llevan al insomnio.

“Sea cual sea el caso, la razón del trastorno y más allá de los detalles, hay ciertas medidas de higiene del sueño que es importante tener en cuenta y que están destinadas a establecer horarios sistematizados para acostarse y levantarse. Entre las principales podemos enumerar: evitar llevar comida o trabajo a la cama; sacar relojes o alarmas que puedan hacer ruido y perturbar el sueño; mantener una temperatura ambiente en la habitación y no dormir con frío ni demasiado abrigado; lograr un buen nivel de oscuridad y finalmente, contar con rutinas específicas”, concluyó el médico del Austral.

Fuente: Hospital Universitario Austral