Connor McCreaddie, en niño británico que tiene 8 años y pesa casi cien kilos, seguirá viviendo con su familia. Es que las autoridades británicas permitieron que la madre pueda mantener su custodia.

La decisión fue adoptada en una reunión de varias horas a la que asistió la mujer y en la que se estudió la posibilidad de que los servicios sociales se hicieran cargo del nene ante una presunta negligencia materna en cuestiones de alimentación.

La madre, Nicola McKeown, de 35 años y desempleada, buscó la ayuda de médicos y dietistas. Asegura que hace lo que puede para mantener la línea adecuada de su hijo. Nicola cree que separarla de su pequeño es lo peor que le puede pasar y confía en que las autoridades encuentren una solución.

Connor pesó tres kilos al nacer, pero su voraz apetito hizo que a los 18 meses usara ropa para niños de 5 años. Aborrece la fruta y la verdura, no lleva uniforme al colegio porque no existe de su tamaño, ha roto cuatro camas y su madre dice que duerme sobre el suelo.

Cada día se toma cuatro paquetes de patatas fritas, tres de galletas y varias tabletas de chocolate, además de devorar golosinas y dulces sin cesar. Su madre afirma que ha sufrido acoso escolar a causa de su peso.