Fue en España, la noche del 25 de abril. Allí, el Villarreal y el Arsenal midieron sus fuerzas para llevarse la copa UEFA. En el primer equipo, el mediocampista Riquelme. En el segundo, el arquero Lehmann. Fue un partido tenso, en donde cada jugada importó como si fuera la última. Pero sobre todo una jugada en particular: el penal que pateó el argentino y atajó el alemán fue clave para que el Arsenal pasara a la final y jugara contra Barcelona, que finalmente resultaría ganador. Ese último partido de la liga no fue particularmente dulce para Lehmann ya que recibió tarjeta roja y terminó mirando desde el banco como su equipo caía por dos goles. Es por eso que este juego podría tener sabor a vendetta para Riquelme. La tensión se va a sentir de nuevo cuando se crucen en el estadio olímpico de Berlín. El premio, en esta oportunidad, no sólo es más importante sino que tiene mucho más valor sentimental. No participan con la camiseta de sus clubes sino con la camiseta del país que los vio nacer. Buscan un lugar en las semifinales. Es la Copa del Mundo lo que está en juego.