El alcalde de la localidad vasco-francesa de Sarpourenx, Gérard Lalanne, decidió castigar a quienes mueran debido a que no hay más lugar en el cementerio del pueblo.

La insólita decisión busca resolver la grave situación desatada tras la decisión del tribunal de Pau, capital del departamento, de oponerse a la expropiación de un terreno de cinco mil metros cuadrados vecino al cementerio.

Ante ese fallo, Lalanne dispuso que todo habitante del pueblo que fallezca puede ser “severamente castigado”.

"No puedo enterrar a más gente. El primero que se muera, se lo mando a la persona responsable de que no amplíen el cementerio", afirmó.