Cuando se inicia el camino hacia el encuentro del bebé, y se hace necesario recurrir a la ayuda médica y a los tratamientos de alta complejidad, la alta complejidad no sólo se refiere al aspecto biológico sino también a las emociones y sensaciones que experimentamos mientras dura el recorrido: ansiedad, angustia, incertidumbre, según sostiene el sitio el Centro Médico Proar, a través de Ana Luisa De Palma Coordinadora Departamento de Psicología de la entidad.

Una pregunta que surge muy frecuentemente durante el proceso de fertilidad es "¿qué más puedo hacer?". Se hace necesario entonces, poner en marcha recursos que nos posibiliten asumir el compromiso que hemos tomado, entendiendo que hemos elegido uno de los caminos posibles entre las opciones que nos presenta cada una de nuestras realidades.

Recursos que aporten al bienestar psicofísico. El mindfulness complementa el abordaje del aspecto emocional, haciendo foco especialmente en el manejo y control del estrés. El objetivo es aprender a “calmar la mente”, a otorgar un sentido a lo que nos está pasando, a dialogar con nuestro cuerpo y entender el proceso que estamos transcurriendo. Qué importante resultará entonces conseguir una disposición interior que acompañe a este proceso de recepción: de eso trata la femineidad en esta situación de maternidad, de recibir, de abrirnos para recibir en todos los sentidos.

El mindfulness es una práctica que tiene que ver con la respiración, con la atención focalizada, con la intención. Nos ayuda a observar en qué punto emocional nos encontramos, qué tipo de respuesta estamos dando frente a lo que nos acontece y, si es necesario modificarla, en qué dirección hacerlo.

La respiración es uno de los pilares fundamentales de esta técnica; debe hacerse en forma natural,sencilla, silenciosa y abdominal.

Esta manera de respirar, que por supuesto merece práctica disciplinada, colabora a moderar las pautas de respiración irregular que se generan habitualmente en estado de estrés, ayudando a recobrar el equilibrio mente-cuerpo. Como contrapartida,los estados de ansiedad, miedo, angustia e incertidumbre, suelen provocar una respiración superficial y rápida, desde la zona diafragmática.

Un recurso que tenemos a la mano (que es muy sencillo) es reconocer la sensación (por ejemplo ansiedad), dirigir la atención de nuestra respiración tratando de llevar el aire al abdomen y focalizarnos, por unos instantes, en el movimiento inspiración-expiración, siempre abdominal.

En cuanto a la postura, al comienzo, resulta cómodo sentarse en una silla y colocar las manos en el abdomen, asegurándonos deque el aire llegue profundamente a todo el cuerpo.

El mindfulness es un recurso que permitirá vivir en un marco de serenidad esta experiencia en la que, entre otras cosas,el cuerpo femenino pasa a un primerísimo plano.

Ana Luisa De Palma Coordinadora Departamento de Psicología PROAR.