Se calcula que cada día empiezan a fumar entre 82 000 y 99 000 jóvenes; muchos de ellos son niños de menos de 10 años y la mayoría vive en países de ingresos bajos y medios, advierte el último Boletín de la Organización Mundial de la Salud

Las consecuencias negativas a corto plazo del tabaquismo activo en la salud de los niños se han demostrado, y los efectos que entraña seguir fumando hasta la edad adulta son conocidos. Los niños también sufren daños por la exposición involuntaria a otras personas que fuman, y las tasas de esa exposición son altas.

La Encuesta Mundial sobre el Tabaco y los Jóvenes se ha realizado en escuelas de 137 países utilizando un método normalizado para construir la muestra, elegir las escuelas y las clases y procesar los datos. Los resultados obtenidos indican que casi la mitad de los niños que nunca habían fumado estaban expuestos al humo ajeno tanto en su casa (46,8%) como fuera de ella (47,8%).

Los niños están expuestos a una edad temprana a la promoción y el marketing del tabaco, un fenómeno generalizado a nivel mundial. Existen pruebas sólidas de que el uso de imágenes y la publicidad de la industria del tabaco dan lugar al consumo y la dependencia del tabaco entre los niños. La aparición de personas fumando en las películas ha tenido un efecto especialmente pernicioso. Aunque la mayoría de las investigaciones sobre la influencia de los medios de difusión se ha realizado en unos pocos países de ingresos altos, se ha demostrado que en África se distribuyen cigarrillos gratuitamente entre los niños y estos están muy expuestos a la publicidad del tabaco.

Además, los niños pobres de los países en desarrollo a menudo trabajan en el cultivo de tabaco para conseguir ingresos familiares esenciales. Esos niños suelen ser explotados, pues trabajan muchas horas por un mísero sueldo, no tienen la oportunidad de recibir educación y están expuestos a plaguicidas tóxicos. Aunque el cultivo de tabaco no es la única actividad de producción agrícola a la que puede ser peligroso exponerse, los plaguicidas empleados en el cultivo del tabaco, como el aldicarb, el clorpirifós y el 1,3-dicloropropeno, son especialmente tóxicos y pueden provocar problemas de salud crónicos, sobre todo si se usan sin equipo de protección.

La exposición al tabaco es un problema grave que afecta a los niños del mundo entero y suscita cada vez más preocupación. Las organizaciones que prestan atención sanitaria infantil tienen nuevas oportunidades de mejorar las intervenciones de control del tabaco. Durante la celebración de la “14.ª Conferencia Mundial sobre Tabaco o Salud” en Bombay (India), la American Academy of Paediatrics y la Asociación Internacional de Pediatría lanzaron una iniciativa internacional para promover en el mundo entero la participación de los clínicos especializados en salud infantil como actores y líderes de opinión en las actividades de control del tabaco. El propósito de esa iniciativa es poner de relieve el daño que el tabaco causa a los niños, difundir las mejores prácticas para reducir la exposición de los niños al tabaco y el humo ajeno y ofrecer formación a los clínicos en la promoción de cambios de política y métodos para asesorar a los padres sobre la cuestión.

Fuente: Organización Mundial de la Salud