Investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) realizaron un estudio donde analizan las situaciones que experimentan los jóvenes antes de ingresar a la universidad. Las influencias familiares y los miedos de seguir lo más conveniente pueden opacar la idea de apuntar a una opción de grado por convicción y gusto propio.

 

Estar a un paso de tomar una de las decisiones más importantes y sentirse cargado de tensiones. Saber en el fondo que a veces se trata de negociar entre lo que “piensa papá”, las inclinaciones personales y el comentario de la tía. Y para colmo, hay que optar ahora mismo. Porque las empresas cada vez buscan gente más joven.

 

Parecen demasiadas presiones para tener sólo 17, pero situaciones así viven miles de jóvenes todos los años cuando se trata de saber qué carrera universitaria elegir. Para despejar dudas y aclarar algunos conceptos sobre las influencias de los padres en la elección, el periódico Hoy la Universidad consultó a dos especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

 

"Los padres y la familia en general, tienen una influencia fundacional en la problemática, ya que muchos jóvenes centran su esfuerzo en torno a una idea que está instalada en toda familia, la del progreso familiar, que hoy significa tener una profesión", especifica desde un comienzo Omar Bertocco, integrante del Departamento de Orientación Vocacional de la UNC.

 

Para el licenciado en psicología, más allá de una aparente liberación de las "genealogías profesionales", esto es, de aquellas familias ligadas en su identidad con alguna profesión en particular, subyace el mandato familiar de emprender una carrera universitaria.

 

Por su parte, Roxana Mercado, miembro del Área de Investigación Académica del Centro de Estudios Avanzados de la UNC , las familias van estimulando ciertas disposiciones que luego se vuelven reales para los hijos y que apuntan a un proyecto familiar. "Una serie de negociaciones se despliega entre padres e hijos -puntualiza Mercado- con el objetivo de ver qué carrera es la más indicada para resguardar los capitales familiares, que no son siempre económicos sino también simbólicos y sociales".

 

En virtud de estos elementos, la autora de la tesis de maestría "Un análisis sobre el ingreso como un aporte para pensar la deserción estudiantil" entiende que la elección de una carrera tiene que ver con la historia del individuo y, fundamentalmente, con la de su familia.

 

En relación con su colega, Omar Bertocco sostiene que las influencias son inevitables en todo contacto social, sin que esto sea un hecho negativo en esencia. Sus efectos son también necesarios para desarrollar intereses, aptitudes y hasta un campo de conocimiento sobre la profesión.

 

"El problema -aclara Bertocco- es cuando la persona convierte a las influencias en mandato; porque aparecen como el único camino para satisfacer los deseos y ser parte de la familia, para sentirse identificado con los padres o, incluso, para cambiar la historia".

 

Al parecer, muchos de los jóvenes que participan de los grupos de orientación y de reorientación vocacional en la UNC niegan ser presionados por sus padres. Sin embargo, con el acompañamiento reconocen que la influencia es mucho más amplia que la presión ya que guarda una mayor relación con los deseos que la familia deposita en la persona que con la imposición de obligaciones.

 

Bertocco es claro: "La influencia se despliega por vías inconscientes; no es lo que los padres les obligan a hacer a sus hijos, sino lo que éstos se imaginan que a sus padres les gustaría que hicieran".

 

De acuerdo con Hoy la Universidad , el influjo familiar se hace presente también en aquellos hogares donde no hay una tradición de profesionales, ya sea porque los padres no iniciaron estudios universitarios o porque no pudieron completarlos. "En estos casos ?indica Bertocco-, el planteo se da a la inversa. El mandato ya no es hacer una carrera ni recibirse, sino cambiar la historia familiar y los chicos sienten que el desafío es descubrir hasta dónde pueden llegar".

 

En los grupos de orientación vocacional, Bertocco observa ciertas constantes que dan forma a la visión que los jóvenes tienen de la carrera universitaria y que influyen, por lo general de manera perniciosa, en su desempeño. En primer lugar, abundan términos "bélicos" en su discurso, como "tener armas para defenderse en el mundo del trabajo" o "progresar para salir a pelear".

 

Todo esto atravesado por ideas como la de "competitividad", donde los estudiantes observan que la cantidad de profesionales es siempre mayor a la oferta de trabajo, lo que los mueve a planear estudios de posgrado aun cuando no han alcanzado la mitad de la carrera.

 

A esta noción de que el título de grado se convierte sólo en una base (el "arma" mínima indispensable para acceder al primer trabajo) se suma un elemento fundamental: la urgencia por recibirse. Bertocco sintetiza el esquema que construyen los ingresantes: "Tengo que elegir bien una carrera porque debo recibirme joven para entrar en el mercado laboral rápidamente y, si pierdo uno o dos años en malas elecciones, quedo en una situación de desventaja con respecto a los otros jóvenes que se van a recibir en tiempo y en forma".

 

La presión se vuelve más angustiante para quien, además, está confundido. "Al joven de 17 o 18 años que está terminando la secundaria se le presenta el mandato de elegir una carrera para toda la vida. Cuando dimensionan lo que esto significa, se asustan, sobre todo si entendemos que, hasta el momento, ese chico sólo tuvo que demostrar madurez para discutir elecciones más simples, como ir a bailar o la hora para regresar a casa", ejemplifica Bertocco.

 

Esta realidad se hace más evidente con los jóvenes provenientes del interior, afectados por la idea de "fracaso". Volver a su localidad de origen suele implicar que pierdan su "única chance" y, con ella, el pasaporte para establecerse en la ciudad.

 

En este marco, Roxana Mercado observa que los padres se encuentran "en el abismo", a veces auspiciando elecciones, a veces cercándolas para evitar que sus hijos se dispersen. Esto se debe a que, como lo plantea la investigadora en su tesis, sus decisiones no están afirmadas sino que se manejan sobre un campo de dos o más carreras posibles.

 

La falta de información es también un factor clave, sobre todo en las poblaciones del interior, donde la injerencia de los padres apunta hacia las carreras tradicionales. Bertocco considera que las nuevas alternativas del mercado educativo se eligen con la idea de que se trata de carreras menores, con un prestigio inferior al de aquellas carreras "más importantes" que conocían en su pueblo o provincia.

 

Por último, el psicólogo les recomienda a los padres hacer un esfuerzo por darles a sus hijos la oportunidad de que se equivoquen, ya que la mayoría de los aprendizajes significativos en la vida surgen luego de enfrentar situaciones difíciles.

 

Bertocco está convencido que el único indicador confiable para elegir una carrera pasa por los gustos e intereses. "No por una mirada romántica que tengamos los orientadores, sino por una cuestión bien pragmática", explica.

 

"El único indicador que tengo para ser capaz y efectivo es hacer eso que me gusta, porque ahí es donde voy a poner todo lo mío, mi creatividad, mi mejor esfuerzo", finalizó el especialista conciente que "en los intereses, en los gustos, está la llave de una elección gratificante".


Fuente: Universia