Tiene 67 años y trabaja desde los 8, cuando empezó a llevar las prendas a domicilio que fabricaba su padre, un inmigrante sirio que llegó a Rosario en 1923. En los 70, logró su mayor éxito comercial con su línea de camisas Sosotex: tuvo un pico de producción de 20 mil piezas por mes en su antigua planta de San Luis al 1500. Años más tarde, ingresó a la Asociación Empresaria, entidad que preside desde 1982. Hoy, Elías Soso se define como un representante del “gremialismo empresario” y un militante de las ideas del ex presidente Arturo Frondizi. “Lo que quiero hacer hasta el fin de mis días es lograr que los jóvenes sepan quién fue ese gran hombre”, asegura.

El éxito que hizo famosas a las camisas Sosotex se debe, en parte, al impulso que Elías y su hermano recibieron de su padre en los 60. “Mi viejo vino desde Siria en un viaje de tres meses en barco y con ganas de hacer la América. Era un gran trabajador. A pesar de que era analfabeto y llegó sin dinero se las arregló para formar su negocio”, asegura en su oficina de Relaciones Comerciales ES, enfrente de la ex Sosotex.

“Nos pusimos Sosotex con mi hermano y a principios de los 70 explotó la marca y nos vinimos al local grande de San Luis al 1500”, señala Elías. En la década del 90, tras el modelo económico que favoreció las importaciones, debieron achicar su empresa de camisas. “En esa etapa del sálvese quien pueda, en calle San Luis vendíamos al por mayor, al por menor y por favor”, ironiza. En la actualidad, ya sin su fábrica, el empresario todavía mantiene la marca y aún vende sus camisas en la ciudad y alrededores. 

El militante

Con tres hijos, seis nietos –que, muy a su pesar, decidieron no acompañarlo en el sueño de volver a montar la fábrica Sosotex– y casi cinco décadas en el rubro textil, Soso se muestra orgulloso de seguir al frente de la Asociación Empresaria. “Cuando me dicen que es necesario renovar la dirigencia, a mí me parece bárbaro. Pero ¿dónde están los renovadores?, ¿saben que este es un trabajo por vocación?”, asegura. Y agrega: “Este rubro, como casi todos, no tiene conciencia gremial, deberíamos seguir el ejemplo de los empresarios de Brasil”.

Es que, según Soso, los empresarios locales “no entienden que un administrador moderno debe tener una inclinación vinculada al medio social, no sólo para ganar plata sino para acumular capital que le sirva a la sociedad. De lo contrario, podríamos armar una asociación ilícita para acumular capital robando”.
 
Apasionado y empeñado en dejar su impronta gestual en cada frase, Soso cree que en el país “existe una crisis de participación, y no de representación. El que se la juega se puede equivocar, puede ir y venir. Lo importante es mantener la coherencia ideológica”, apunta y, para dejar en claro su postura, agrega: “Yo siempre fui protagonista, equivocado o acertado estuve ahí. No fui un espectador”.