Cuando una pareja decide un embarazo, en general, se plantea si sus hábitos de vida son saludables o deben ser modificados para poder engendrar y criar a su hijo y que éste nazca en óptimas condiciones de salud. Una buena alimentación, tanto del padre como de la madre, aumentará las posibilidades de concepción. Es muy importante que la madre, en especial, cuide sus hábitos alimentarios antes de este momento: no debe esperar estar embarazada para alimentarse de forma sana.

La mujer embarazada deberá prestar especial atención a algunos nutrientes específicos como ácido fólico, vitamina E, vitamina A, hierro y cinc.

La energía, las proteínas, hidratos de carbono y grasas serán como en la dieta normal. Sin embargo debe cuidarse un consumo adecuado de ciertas vitaminas y minerales, que contribuirán a la salud de la madre y del bebé.

Los hidratos de carbono supondrán un 50-55% del total de calorías ingeridas, y serán sobre todo de absorción lenta contenidos en el pan integral, legumbres, patatas y frutas, moderando la ingesta de azúcar, miel y bebidas azucaradas.

Las grasas deberán representar un 30-33% de las calorías totales consumidas. Se moderará el consumo de grasas saturadas (bollería, repostería, pizzas, hamburguesas...) y se cuidará el aporte de ácidos grasos esenciales (aceites vegetales), y ácidos grasos omega-3 (pescados azules y leche enriquecida).

Es aconsejable usar aceite de oliva, preferentemente virgen, para cocinar y para tomar en crudo (ensaladas).

La Vitamina E, actúa como antioxidante y parece estar relacionada con la fertilidad. Está presente en aceites de semillas (de germen de trigo, girasol, maíz, y soja) y aceite de oliva.

La Vitamina A es necesaria para mantener los tejidos epiteliales en perfectas condiciones, fundamental para la buena anidación del óvulo fecundado. Está presente en leche y derivados lácteos, zanahorias, espinacas.

El ácido fólico es recomendado para prevenir malformaciones en el feto como la espina bífida. Generalmente a toda mujer en edad fértil, y sobre todo antes de la concepción o durante el embarazo, se recomienda que cuide el aporte de fólico por sus implicaciones en la formación del sistema nervioso evitando así malformaciones en el feto, como la llamada espina bífida.

El hierro es necesario para prevenir anemias frecuentes en mujeres en edad fértil debido a las pérdidas menstruales. Es bueno incluirlo en la dieta a través del consumo de hígado, morcilla, carne, legumbres, verduras de hoja verde.

El aporte de calcio es necesario para los huesos y se encuentra contenido en la leche y derivados, pescados, almendras, legumbres y cereales.

Fuente: Puleva Salud