Por ley, los discapacitados viajan gratis. En los traslados dentro de la ciudad, la franquicia cubre sus movimientos. Pero si se trata de viajes más largos tienen la posibilidad de obtener pasajes gratuitos. El problema es que, en la práctica, muchos de ellos no consiguen que esta norma se cumpla y si lo hacen es luego de sortear algunas trabas de las empresas –ya que cada una plantea sus propias reglas a la hora de emitir los pasajes– y a fuerza de insistir e insistir. 

Susana Carbajo es discapacitada motriz y juega al básquet en Buenos Aires. “Hace cuatro años que viajo los fines de semana para entrenar allá”, comenta. Aunque la ley decreto 38/04 establece que ella tiene derecho a pasajes gratuitos, asegura que no siempre es fácil obtenerlos. En su experiencia, “la única compañía que no discrimina es Empresa Argentina. Las otras te piden que les dejes los papeles que plantea la ley y después te pueden decir que sí o que no, te piden más trámites para cansarte”. Muchas veces incluso “no te devuelven los certificados aunque eso no implica que no los puedan utilizar después de todos modos para su provecho”, señaló.

Por ley, los discapacitados que quieran viajar deben acercar determinados papeles a la empresa en cuestión 48 horas antes de subir al colectivo. Pero la semana pasada, cuando Susana se acercó a la ventanilla en donde siempre le entregaban los tickets se encontró con una sorpresa. “Me dijeron que no podía viajar en los horarios que estaba pidiendo porque tenían coches cama y que no podían disponer en esos coches de espacios para discapacitados”, sostuvo la mujer, quien señaló que el decreto 38/04 “es una buena ley y no dice nada de coche cama. Incluso dice que cada persona puede llevar un acompañante y que hasta los ciegos pueden llevar sus perros guía”. Finalmente, tras su insistencia, logró de todos modos conseguir el pasaje para su próximo viaje pero no sabe qué sucederá con los siguientes.

“El problema es que hay muchas personas discapacitadas que tienen que viajar por diferentes motivos y sufren estos problemas. Pero la mayoría no hace pública su queja, a veces por miedo o por vergüenza. Si nos juntáramos para reclamar sería más rápida la respuesta”, evaluó Susana. “Hay que defender los derechos que nos correspondan”, concluyó.

Flavia Sinchez comprende el problema de Susana porque lo vive de cerca. “Mi marido es cuadripléjico y como tenemos a nuestras familias lejos viajamos seguido. Conseguir los pasajes siempre es un problema”, confió a Rosario3.com. “Nosotros siempre los conseguimos porque presentamos notas, vamos a la CNRT, hacemos cuanto trámite nos pidan”, aclaró. Pero no es nada fácil.

“En el arranque todo fue más complicado, pero como viajamos siempre con las mismas empresas, después de presentar varias notas e ir alguna vez acompañada por inspectores ahora el trato es otro, mejoró”, comentó Flavia. De todos modos, eso no impide que las compañías pongan sus propias reglas. “Cuando viajamos a Reconquista, las empresas El norte o El norte bis nos permiten subir a los colectivos sólo en determinados horarios que ellas disponen”, señaló. Otra cuestión es que “antes se podía tramitar en Rosario los pasajes de ida y vuelta pero ahora el de vuelta lo tenés que tramitar en el lugar a donde vayas, pero si vas por pocos días los tiempos no te dan por las 48 horas que establece el trámite y si vas a una localidad más chica las oficinas dependen de las centrales y todo se complica”, relató.

A los problemas de los pasajes hay que sumar, en el caso del marido de Flavia, el hecho de que muchos coches no están construidos para facilitar la accesibilidad de los discapacitados. “En los coches de doble piso no hay dificultades, pero en otros que son más chicos es todo un tema. Mi marido mide más de dos metros y necesita al menos dos personas que lo ayuden a entrar y salir de los coches”, explicó.