“De diez casos de ACV, dos son mortales y seis producen alguna discapacidad”, indicó el doctor Fernando Cáceres, director general de INEBA. El 80 por ciento son isquémicos, cuando se interrumpe el flujo sanguíneo por la obstrucción aguda de una arteria cerebral, y el resto son hemorrágicos, cuando se produce una ruptura vascular.

De acuerdo al neurólogo, los episodios se relacionan con la presencia de factores de riesgo vascular: la hipertensión arterial, la enfermedad cardíaca preexistente, el tabaquismo, el sedentarismo, el sobrepeso, la diabetes, el estrés, el colesterol elevado, el consumo excesivo de alcohol y el uso de drogas ilícitas.

Por eso, la prevención “es fundamental para disminuir las probabilidades de un ACV”, destacó Cáceres. El médico recomendó no fumar, dejar de consumir alcohol o drogas, tener una alimentación correcta, descender el eventual sobrepeso, efectuar actividad física aeróbica y replantear el nivel de estrés laboral y social. “Por otro lado, el paciente debe recibir la medicación preventiva que corresponda según sus factores de riesgo, tales como drogas para bajar la presión arterial o fármacos antitrombóticos para prevenir las obstrucciones vasculares”, señaló.

Para aquellos pacientes que quedan con secuelas físicas-cognitivas y/o conductuales, está indicado un tratamiento de “neurorehabilitación” por parte de un equipo interdisciplinario. Y cuanto antes se inicie, mejor. “La neuroplasticidad, que es la capacidad del sistema nervioso de modular su funcionamiento y que posibilita que áreas no afectadas reemplacen la función de otras lesionadas, es autolimitada. Cuanto más precozmente se instale la neurorehabilitación, mejor será la recuperación funcional”, enfatizó Cáceres.

Fuente: Instituto Leloir