Cuatro adolescentes de 14 y 15 años –dos mujeres y dos varones– que viven en el barrio Las Flores se escaparon de sus hogares el martes a la tarde. Hace ya 48 horas que sus familiares no tienen noticias del destino de los jóvenes. Al parecer, se trató de una "huida conjunta". Según contó a Rosario3.com una de las madres, “la fuga tuvo que ver con las reiteradas discusiones de una de las menores con su familia”.

 

“Mamá, ella es mi amiga y pase lo que pase yo no la voy a dejar sola”, dice Gladis Rodríguez que le contestó su hija Romina, de 14 años, el lunes pasado cuando hablaban de las intenciones de Mariela, de 15 años, vecina y amiga de Romina, de irse de su casa.

 

Según Rodríguez, ahí empezó a sentir miedo de que sus hijos se escaparan junto a su amiga de toda la vida. “En casa siempre charlamos de todo, no tienen mayores problemas conmigo. Pero la amistad que tienen es tan fuerte que mis dos hijos –Gabriel de 15 y Romina de 14– me dejaron en claro que no la iban a abandonar en su decisión”, señaló Rodríguez.

 

A partir de ahí, la madre de los hermanos que se escaparon junto a dos amigos alertó a su vecina de que tarde o temprano los chicos intentarían la fuga. Sin embargo, el plan igual las sorprendió en el momento menos esperado.

 

El martes a la tarde, Romina preparó sus cosas para ir como todas las semanas al taller de cerámica, Gabriel se alistó para ir a la Escuela de Electricidad, Mariela marchaba rumbo a la escuela y Matías ya estaba a punto de entrar al aula.

 

Esos fueron los últimos movimientos de los chicos que los familiares lograron registrar hace 48 horas. Según contó a Rosario3.com, Gladis Rodríguez “ese mismo día hubo vecinos que los vieron merodear por la zona del hospital Roque Sáenz Peña, pero hasta ahora no tuvimos noticias”.

 

Ni un llamado telefónico ni una carta. Los chicos desaparecieron sin dejar rastros. Sólo se escucha el pedido de los padres de que regresen a su hogar. “Los chicos se criaron juntos en el barrio, se conocen de siempre, como también nos conocemos los padres. Nunca hay cosas que no se puedan resolver”, aseguró Rodríguez. Y agregó: “Sabemos que están en una edad difícil, son adolescentes y se enojan si les decimos lo que tienen que hacer. Pero sólo es por cuidarlos y por temor a que les pase algo”.