“El reencantamiento del mundo” es el título que el sociólogo francés Michel Maffesoli eligió para su nuevo libro. El autor, quien anticipó muchas de las tendencias al interior de las culturas juveniles y sus modos de aparición bajo la forma de tribus urbanas asegura que “no hay que tenerle a la violencia”.

En algunos casos, la descripción que hace el autor de las tribus urbanas las hace aparecer como armónicas, muy ligadas a las modas y a lo estético. Sin embargo, en la historia reciente, y particularmente en la Argentina con los mediáticos emos y floggers, se pudo ver que también hay un espacio para la violencia y el enfrentamiento.

Maffesoli observa que “Lo que me interesa es la dimensión tribal en las megalópolis y no particularmente una u otra tribu urbana. En las junglas de cemento, las tribus se organizan para luchar contra la adversidad, tienen una función de solidaridad. Por un lado va haber tribus que son amables, que está todo bien, en la relación del uno con el otro. Pero también va a haber tribus violentas y que generen violencia en la sociedad.
No hay que tenerle miedo a la violencia. El problema de la sociedad es que ha intentado de dejar de lado a la violencia, mientras que la violencia es fundante. Lo interesante sería pensar cómo vamos a encontrar formas pasables de violencia, cómo la podemos hacer entrar en homeostasis. Tenemos una sociedad totalmente aséptica a la que cada vez se le hace más difícil resistir las formas de violencia. El Estado te prohíbe fumar, circular por ciertas zonas, etcétera. Lo que hay es una asepsia que es mucho más peligrosa que la violencia”. }

En las sociedades equilibradas –explica- se logra una cierta forma de ritualización de la violencia. Aunque no conozco muy bien el asunto de los emos y los floggers, la cuestión me remite a las peleas de barrio, entre chicos. Antes que nada tenemos que aceptar que somos animales, y esa violencia tiene que salir. La violencia es útil si se la sabe ritualizar.

En "El reencantamiento del mundo", su último libro, Maffesoli utiliza una metáfora que habla de internet como la nueva “comunidad de los santos”, aunque algunos intelectuales mantienen la desconfianza con respecto a la web. En ese sentido el autor expresó: “Creo que hay, tradicionalmente, una consideración de internet, al menos en Francia, como una forma de no relación. Los intelectuales tienen miedo de internet, más que nada los viejos. Esto es una tradición adorniana, pero más que eso, judeocristiana. Incluso mi amigo Baudrillard tiene un poco de miedo de la técnica. El intelectual es el especialista en el contenido y tiene miedo del continente".


Las tendencias a nivel general que aparecen en el libro son la juvenilización y, en cierto punto, la feminización de la sociedad, con ciertos guiños a la animalización, y esto es leído en términos positivos. Aquí aparece lo político que según el sociólogo, “está tomando otras figuras. Ya no es la figura programática, racional, revolucionaria o conservadora. Lo que yo veo son expresiones de rebelión, revueltas explosivas. No tienen que ver con la larga duración, el largo plazo. La movilización es algo fuerte, que mañana va a terminar, y pasado mañana habrá otra. Lo considero una transfiguración de la política”.


Fuente: Crítica