La Cámara Federal confirmó el sobreseimiento a favor del pasajero Rubén Armando Bravo, denunciado por su conducta por un comandante de Aerolíneas Argentinas.

El 9 de marzo pasado el comandante Antonio Botta denunció que "durante el vuelo efectuado a bordo de la aeronave matriculada LV-Bax, siendo aproximadamente las 21.15, se encendió un indicador en la cabina de mando que daba cuenta de que se había activado el detector de humo en uno de los baños".

"La tripulación se acercó a dicho sector con los matafuegos correspondientes, pudiendo constatar que uno de los pasajeros, que fue identificado como Bravo, había encendido un cigarrillo", explica la resolución, firmada por los jueces Eduardo Freiler, Eduardo Farah y Jorge Ballestero.

Bravo fue indagado en primera instancia por el juez Rodolfo Canicoba Corral por la figura que reprime a quien "sin crear un peligro común, impidiera o entorpeciera el normal funcionamiento del transporte aéreo", pero resultó finalmente sobreseído.

El fiscal federal Carlos Rívolo apeló la decisión sosteniendo "la conducta endilgada a Bravo podría encuadrar en la figura que sanciona a aquel que ponga en peligro la seguridad de una aeronave"; pero los camaristas consideraron que la actitud del pasajero "resulta atípica" y en consecuencia confirmaron su sobreseimiento, ya que para poner en riesgo a la aeronave "es necesario que el hecho sea ejecutado con ánimo tendiente a crear el peligro concreto".

Los jueces determinaron que "si bien el accionar de Bravo motivó que la tripulación de la aeronave adoptara una actitud preventiva –dirigirse inmediatamente al sector donde fue activado el detector de humo, llevando consigo los matafuegos correspondientes–, lo cierto es que el haber encendido un cigarrillo no ocasionó un riesgo real y concreto, ni afectó bien jurídico alguno".

Además, entendieron que no existe indicio "que permita siquiera inferir que Bravo haya actuado con pleno conocimiento e intención de poner en peligro la seguridad del avión en el que él mismo viajaba".