Marcos es de Neuquén. Vino a Rosario por trabajo. Era una semana en la ciudad y después volver. Pero la estadía ya lleva 12 días, cinco de ellos en la terminal de ómnibus, a la espera de que se levante el paro de choferes de larga distancia.

“Estoy desde que empezó el paro esperando que abran las ventanillas; no hay a quién pedirle una explicación”, lamentó en diálogo con el periodista Juan Pedro Aleart, de El Tres.

Para Marcos no hay una solución en el horizonte que no sea el levantamiento del paro. Llegar a Neuquén en avión, dice, le costaría cerca de 3 mil pesos, cifra que no está en condiciones de pagar.

Claro, tampoco la pasa bien en Rosario. “Comer sale caro y uno quiere estar en la casa”, comenta.

Por lo menos, cuenta, consiguió un albergue donde dormir en el caso de que el paro se estire más allá de este lunes, algo que desea fervientemente que no se produzca.