La creación de un espacio para hombres violentos que tendrá Rosario a partir de la próxima semana abrió el debate. Agrupaciones de mujeres sostienen que faltan recursos para las víctimas de violencia de género y cuestionan la eficacia del tratamiento. No obstante, un psicólogo legista explicó que es difícil que en muchos casos los agresores quieran hacer terapia.

En contacto con el programa Radiópolis (Radio 2) que conduce Roberto Caferra, el psicólogo legista Héctor Albornoz se mostró “un poco escéptico” con el nuevo lugar que pondrá a disposición el municipio para varones violentos. “Es muy raro que quieran hacer terapia. De todos modos valoro que se quiera trabajar con personas que tengan dificultad en el control de sus impulsos”, agregó.

“El que termina judicializado es porque tiene carácteristicas psicopáticas. En cambio, el que tiene problemas en el manejo de sus impulsos rara vez termina siendo denunciado”, sostuvo.

El nuevo lugar para hombres agresivos tendrá restricciones, ya que no se aceptarán a los que estén acusados de delitos contra la integridad sexual, femicidios y quienes tengan rasgos o perfiles de psicopatía o perversión. En este sentido, Albornoz añadió que el varón que tiene características psicopáticas “es raro que busque ayuda porque no se considera enfermo ni que falla en algo”. “Cosifican a las personas, se creen dueños de la vida del otro. Esas personas no son recuperables”, apuntó.

“La persona que sí es recuperable es aquella que tiene dificultades en el control de los impulsos. Que haya tenido alguna reacción violenta con su pareja, con su hijo, porque generalmente asombra al otro con esa acción, ya que no suele tener esos impulsos”, opinó el psicólogo legista.

Con respecto al origen de la violencia en el hombre, Albornoz señaló que “los perfiles psicológicos no se heredan” y que la agresividad es “algo que se construye a partir del entorno y que se va transformando”. “Cuando nacemos tenemos un cuaderno en blanco. Quienes están en nuestro entorno ayudan a escribir las primeras páginas. Eso aporta a cómo continuamos. Por eso, la constitución integral de la personalidad tiene que ver con el entorno que nos forma; en la adolescencia la reformulamos.

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Héctor Albornoz - Psicólogo Legista