Volkswagen, la mayor empresa de fábrica de autos de Europa, atraviesa por estos días un duro trance. Es que uno de sus más altos directivos debe comparecer ante la Justicia en el marco de un escándalo sexual y de corrupción que mantiene en vilo a la opinión pública alemana y a buena parte del Viejo Continente.

El antiguo director de Personal de Volkswagen Peter Hartz tiene que responder ante la justicia por 44 casos de desfalco y por favorecimiento injustificado al comité de empresa de Volkswagen. A través de su abogado, Egon Müller, el hombre admitió haber pagado al entonces presidente del comité de empresa Klaus Volkert y a la amante de éste Adriana Barros elevadas sumas de dinero y de "haber cerrado los ojos ante posibles abusos".

Pero el ejecutivo podría evitar ir a la cárcel y ser acusado a un máximo de dos años de libertad condicional y el pago de una multa tras su declaración ante la justicia alemana.

El juicio arrancó tras unos dos años de investigaciones. Algunos medios de comunicación alemanes ven también sentado en el banquillo el conjunto del sistema empresarial social, el sistema de la cogestión, del que desde hace décadas se había vanagloriado Volkswagen.

Para el proceso contra Hartz, que se mostró algo tenso frente al tribunal, en la Audiencia Provincial de Braunschweig (norte de Alemania), sólo se han establecido dos días para las vistas orales ya que el acusado ha admitido las acusaciones y asumido solo la responsabilidad jurídica por el trato favorable al comité de empresa.

Por eso, la fiscalía renuncia a interrogar a testigos, expertos, o a las prostitutas y se podría contar una sentencia tras la segunda vista oral el 25 de enero.

Hartz, amigo del ex canciller alemán Gerhard Schroeder, es el creador de la reforma laboral que actualmente se lleva a cabo en Alemania y que tiene su nombre, y considerado el descubridor de la semana laboral de cuatro días y otras medidas para evitar el desempleo masivo.

Frente a las puertas de la Audiencia Provincial de Braunschweig, se concentraron trabajadores de Volkswagen y algunos desempleados receptores del subsidio que contempla la reforma laboral ideada por el acusado y que se llama Hartz IV. Los manifestantes insultaron al antiguo director de Personal de Volkswagen cuando se bajó del Phaeton negro en el que llegó a la Audiencia con palabras como "traidor de los trabajadores" y "sinvergüenza".

La presidenta del tribunal, Gerstin Dreyer, dijo antes de que el abogado de Hartz declarara que la cámara tomaba en consideración el acuerdo de la sentencia por el que el acusado podría ser acusado a un máximo de libertad condicional durante dos años y el pago de una multa.

Para ello Hartz debía presentar una declaración creíble ante el tribunal. Dreyer consideró que en contra de Hartz habla el elevado monto desfalcado y a favor carecer de antecedentes penales, haber confesado en los interrogatorios de la fiscalía y no haberse enriquecido personalmente.

Según la acusación, Hartz defraudó a Volkswagen cerca de 2 millones de euros (2,6 millones de dólares) con el pago de bonos extraordinarios al ex jefe de comité de empresa Klaus Volkert entre 1994 y 2005, que no fueron declarados a la compañía. Además, Hartz también aprobó supuestos pagos en metálico de unos 400.000 euros (512.000 dólares) entre 2000 y 2004 para la brasileña Adriana Barros.

Hartz admitió ante el tribunal haber favorecido a Volkert, ser el iniciador de estos abusos y explicó que ordenó que se le tratara "generosamente" debido a la gran importancia que tenía dentro del consorcio Volkswagen.

Con estos pagos y el trato favorecedor, ordenados por Hartz, se buscaba lograr el visto bueno del máximo representante de los trabajadores para recortar personal en la compañía, por ejemplo. La justicia alemana inculpa también al antiguo encargado de las relaciones con el comité de empresa Klaus-Joachim Gebauer, al entonces director de la marca checa Skoda, Helmuth Schuster, y a Volkert.

Fuente: EFE